Intentar controlar el exceso de turistas en Venecia resultó caótico

El gobierno de Venecia se vio obligado a tomar medidas extraordinarias ante la llegada de miles de turistas.

Desde este sábado, los visitantes tuvieron que someterse a una serie de normas temporales destinadas a regular el flujo de turistas.

Entre otras iniciativas, las autoridades han instalado barreras para controlar los accesos hacia el puente de Rialto o la plaza de San Marcos. Aquellos que  no cumplan con las nuevas directivas tendrán que hacerle frente a abultadas multas. O al menos eso es lo que las autoridades anunciaron antes de implementar el polémico plan.

Distintas protestas callejeras tuvieron lugar el pasado fin de semana, con manifestantes que se mostraron desconentos por los distintos "puntos de segregación" que fueron instalados de la noche a la mañana, para sorpresa de muchos de los locales y turistas.

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En medio de cánticos en contra de los representantes gubernamentales, los furiosos residentes derribaron las distintas barreras instaladas a lo largo de la ciudad, a la vez que hicieron sentir su oposición ante la situación fuera de control en lo que hace a la llegada, aparentemente sin restricción alguna, de turistas de todo el mundo.

A pesar de que el alcalde Luigi Brugnaro aseguró que las barreras fueron concebidas para hacer a la ciudad "más habitable" para los residentes, la recibida de las nuevas estructuras no fue la esperada. Uno de los manifestantes dijo: "La ciudad no es propiedad del alcalde. Tampoco es de la policía ni de los turistas. Es de la gente que vive en Venecia".

"Nos rehusamos a la idea de tener que pasar por distintos puntos de control para ingresar a nuestra ciudad. Venecia se está muriendo y el hecho de que hayan decidido instalar estos molinetes es un símbolo de que se han dado por vencidos. El alcalde quiere que Venecia se convierta en una ciudad donde nadie vive", agregó un ofuscado vecino, en diálogo con el periódico británico Express.

"El turismo no puede ser de masas, ni salvaje. Debe ser un turismo selecto y que tenga un poco de educación", opinó otra italiana consultada por la agencia de noticias Euronews.

Sólo los residentes y visitantes frecuentes poseedores de lo que se conoce como la "Carta Venezia" tendrían, en teoría, derecho a circular por las vías principales para alcanzar los principales puntos de la ciudad durante el fin de semana largo de feriado bancario.

Los turistas estarían obligados a tomar otras rutas secundarias más largas para poder alcanzar puntos como el puente de la Constitución o la estación de trenes.

Unos 30 millones de personas visitan Venecia cada año; una cifra que no deja de aumentar y que contrasta con la disminución de la población local. En 1951, 175.000 italianos vivían en la ciudad de los canales; en la actualidad, sólo 52.000.

El año pasado la UNESCO advirtió a las autoridades de que si no hacían algo para gestionar el flujo de turistas, Venecia podría desaparecer de la Lista del Patrimonio Mundial. También existen preocupaciones acerca del aumento de los hogares destinados a funcionar como Airbnb, algo que expulsa a los locales y convierte a la ciudad en una suerte de museo.

El nivel de tensión entre turistas y residentes alcanzó su punto máximo de tensión en 2017, cuando unos 60.000 llegaron a la ciudad, en promedio, cada día. Bajo la bandera de "Venecia Libre", los activistas aseguraron el pasado fin de semana que las barreras no eran la solución al problema.

"No necesitamos puestos de control, necesitamos una política de vivienda efectiva, Venecia no es un parque de atracciones" dijo Tomasso Cacciari, un activista local reconocido por haber liderado las protestas en contra de la llegada de los cruceros.

A pesar de la mala recibida, las autoridades locales aseguraron que volverían a instalar los molinetes lo antes posible. "Todos los turistas saben que si respetan a la ciudad, serán bienvenidos en Venecia" concluyó el alcalde Brugnaro. El oficial describió a las nuevas regulaciones como un "experimento con un nuevo sistema de administración de turistas", lo que indica que seguramente vuelva a ser aplicado en los próximos puentes vacacionales.