Sepulturero salvadoreño narra encuentros con almas en pena

cementerio

Un señor de 58 años narró varios encuentros que ha tenido con almas en pena en un viejo cementerio de El Salvador.

Miles de familias se preparan para dar honra a sus difuntos este 2 de noviembre y los relatos de cuidadores o sepulturero circulan por los medios de comunicación.

“Qué venís a hacer; déjame aquí, no me toques”, fueron las palabras que sonaron como golpe y marcaron de por vida al sepulturero de Ahuachapán, El Salvador, mientras realizaba una exhumación.

Igor López Hernández es el protagonista de esa anécdota y asegura que eso fue lo escuchó cuando trabaja en la exhumación, para dar espacio para sepultar otro cadáver.

Pero eso no fue lo único que le ocurrió ese día. El ahuachapaneco asegura que vio a una joven, en la reducida tumba, que entre súplicas le pedía que la dejará. "Esa tumba era la de una mujer de 19 años, enterrada 30 años atrás".

“Cuando salí del sótano, la familia estaba llorando y dijeron que habían escuchado la voz de su hija. Yo la vi perfecta, adentro. Cuando entré (por segunda ocasión) sólo era el polvo que estaba regado, había desaparecido, ya no estaba ”, dijo el salvadoreño.

En esa ocasión López sólo sacó zapatos y ropas que aún se conservaban al interior de la tumba. Ese insólito hecho ocurrió el 25 de enero del año 2005.

Don Igor tiene 27 años de laborar en el camposanto y ha sido testigo, según relata, de varios eventos peculiares.

Sólo este año contabiliza quince momentos "paranormales" que han ocurrido en plena luz del día. Muchos de sus compañeros no creen cuando cuenta estas experiencias, pues es el único trabajador que ha presenciado estas apariciones.

“Dentro del área del cementerio me hablan, me llaman por mi nombre y veo a las personas y se sonríen conmigo; las veo perfectamente, como que fueran personas naturales, pero cuando me dedico a platicar con ellas, desaparecen, se van y no vuelven a aparecer, sólo se viene un aire bien fuerte en el área”, aseguró Igor a Elsalvador.com

Él no sabe con exactitud por qué es el único que logra visualizar dichas apariciones, a las que califica como almas en pena.

El viejo sepulturero dice que cada vez que inicia sus tareas, principalmente alguna exhumación, ora para hacerlo de la mejor manera.

 “Mi papá decía que el cuerpo de los seres queridos, aunque sean los huesos, son güiste (pedazos de vidrio) del ser cristiano y hay que respetarlo. Por eso, mis respetos desde que vine a este cementerio; cuando hago exhumaciones primero hago mi oración hacia Dios y después me introduzco a hacer la exhumación que me han encomendado".

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"Quizás por eso he resistido bastante porque todos mis compañeros que estaban cuando vine, a este momento, ya no se encuentran, están muertos”, comenta don Igor.

El trabajador también pone en práctica un consejo que le dio una "mujer" en el camposanto para mantenerse sano.

López Hernández narra que durante uno de los muchos recorridos que hacía se encontró a una hermosa joven que estaba sentada en un sepulcro nuevo.

La mujer le llamó y le afirmó que él estaba enfermo, a lo que Igor se sorprendió porque tenía fiebre muy alta, pero no se lo había comentado a nadie.

“Me dijo toma una flor de cada sepulcro, báñate y tomate el agua, eso te hará sanar…Hasta este momento, me enfermo y con las hierbas que hay dentro del área me curo. Tomo una florecita de cada sepulcro; durante mis 27 años pasan enfermedades y a mis compañeros los sacan por enfermos y yo me quedo acá, trabajando", expresó el sepulturero.

También el trabajador del camposanto destacó que la joven que le dio el consejo, nunca la volvió a ver y es posible que fuera otra alma en pena de las que está acostumbrado ver en ese cementerio.