Honduras: Familias honran a sus deudos en el Día de los Santos Inocentes

Las familias hondureñas recordaron a sus pequeños deudos y rindieron homenaje en el Día de los Santos Inocentes, en el que conmemoran la matanza de los niños en Belén, ordenada por el rey Herodes, para asesinar al Mesías salvador del mundo.

 

Ante la tradición, varios capitalinos llegaron ayer a los diferentes cementerios de Comayagüela y Tegucigalpa, para visitar las tumbas de los infantes ya fallecidos y que hoy solo son un dulce recuerdo para sus familias.

Muchos sepulcros de estos “angelitos” han quedado en el olvido y sobre sus lápidas solo hay polvo y maleza. Algunos mausoleos, en cambio, son visitados con frecuencia por los familiares del difunto.

Así como hay muchos “pequeñines” que lloran en las calles por no tener un hogar, una madre o un padre que les dé cariño, en los cementerios hay muchas madres que lloran sobre las tumbas, por no haber podido ver crecer a sus hijos.

Los panteones fueron visitados por los dolientes que llegaron para adornar los sepulcros con flores, limpiar, pintar y pasar un rato sentados, quizá imaginando lo que pudo ser la vida de estos menores difuntos, señaló La Tribuna.

Junto a su familia, Miriam Guardado visitó el cementerio Jardines de Paz Suyapa, donde cada año cargan pinturas, cepillos, trapos, agua y se esmeran por pulir la lápida donde descansa “una parte de su ser”, como ella lo describe.

En las afueras de los camposantos están los comerciantes que ofrecen desde unas preciosas flores naturales hasta otras, muy coloridas, que son de plástico o de tela.

No existen límites para decorar las tumbas, y por eso se observan tarjetas, coloridas flores, “pichinguitos” de barro, fotografías junto a sus familiares y todo lo que en vida estos “pequeños” pudieron disfrutar.

En el Jardín de Paz San Miguel Arcángel, una abuela, entre lágrimas y música, observaba la tumba de sus nietos, unos “gemelitos” que hace 10 años nacieron y no tuvieron la oportunidad de conocer este mundo.

“Los ojos que te vieron lloran… hoy no te pueden ver, hay que cerrar la puerta, pero no olvidar”, cantaba la abuela que, junto a su hija, ayer limpiaban la tumba de los pequeños que murieron minutos después de nacer.