VIDEO: Guatemalteco personifica al Chavo del 8 para pagarle los estudios a su hijo

Cada mañana, un hombre de la tercera edad capta la atención de automovilistas que transitan en la 6 avenida y 2da. calle, de la zona 9 de Guatemala, debido a que personifica al humorístico Chavo del 8. La presentación arranca risas a los conductores, algunos de los cuales van de mal humor por el intenso tráfico que les impide llegar a tiempo a sus destinos.

 

Ebaristo Lucio de León Barrios, de 66 años, es quien cada mañana convierte ese punto de la 6a avenida de la zona 9, en su escenario para actuar como El Chavo del 8. Su cabeza es cubierta por el tradicional gorro verde y en sus mejillas va impregnado el maquillaje que simula las pecas que el niño huérfano del vecindario exhibió durante varias décadas en la televisión.

Además, viste una playera con líneas horizontales anaranjadas y un pantalón corto beige con parches amarillos en las rodillas, ese es el traje con el que Ebaristo presenta su corto show mientras los automovilistas se detienen cuando el semáforo cambia a luz roja, señaló Prensa Libre.

Muy paciente y atento al cambio de luces del semáforo se mantiene Ebaristo, cuando se enciende la luz roja camina con rapidez hacia el centro de la 2a. calle, en el paso de cebra, y se convierte instantáneamente en El Chavo del 8.

Patalea, afirma, llora y mueve los glúteos como El Chavo. Ebaristo sabe que el semáforo le da la oportunidad de exhibir su destreza actoral  en 99 segundos, es fugaz el show, pero muchos conductores lo agradecen dándole una donación.

Al dar la luz verde, Ebaristo sale rápido de la calle y descansa sobre una banqueta de la 6a. avenida, sonríe y vuelve a fijar su atención en el semáforo. Puede ser monótono el show, pero es la única forma en que esta persona encuentra la posibilidad de ganar dinero extra en la ciudad.

“Me gusta ser el Chavo del 8, cuando era joven me decían que me parecía al Chavito. Pero de viejo me animé el 28 de junio del año pasado a actuar como el Chavo por necesidad”, relató Ebaristo.

La vida de Ebaristo transcurre así hasta mediodía. Luego regresa a su vivienda que alquila para luego dirigirse a su trabajo como guardián de un parqueo en la zona 9, cerca de la Terminal, ahí labora desde las 17 horas hasta las 6 de la mañana del día siguiente. 

“Me tocó buscar otro trabajo porque como guardián no gano mucho y debo aún brindarle estudios a mi hijo de 16 años. Él -su hijo- pasa a tercero básico y debo apoyarlo para que sea un profesional y no pase muchas penas como las mías”, expuso Ebaristo.