Niño transgénero no puede ir al colegio por tener el cabello largo

Hace tres años enfrentó la etapa más difícil a su corta edad: confesarle a su mamá que es homosexual. «Recuerdo esa tarde. Llegué a la casa, entré, me senté junto a ella. Dije: ‘Mamá, le voy a decir algo: me gustan los hombres’. Ella guardó silencio un rato pero luego me respondió: ‘Está bien'».

Era el año 2012 y Váleri cursaba grado sexto cuando decidió ‘salir del clóset’. Hasta ese instante se sentía atrapada en el cuerpo de un niño y creía que su único y verdadero reto era contarle a su mamá. Su padre murió «hace muchos años», quedaron ella, dos hermanos mayores y una hermana menor.

Cuando creía que lo peor ya había pasado, vino la verdadera tormenta: en su colegio de toda la vida le estaban poniendo problemas no por su condición transgénero, sino porque tenía el pelo largo.

«El año pasado llegué una vez con demasiado labial y rubor en mi rostro; ellos me regañaron y yo entendí porque había exagerado con el maquillaje y sé que debo cumplir normas, pero lo que no entiendo es por qué me obligan a tener el pelo corto, si las niñas lo tenemos largo».

Mientras prosperan las acciones legales, que en este caso será una tutela que instaurarán en los próximos días, Váleri no asiste al colegio y permanece encerrada en su humilde vivienda ubicada en el barrio La Mariana, un sector vulnerable de la ciudad.

La menor, que debe cursar octavo grado, no está legalmente matriculada y para hacerlo debe firmar un compromiso que entre otras cosas incluye el cumplimiento del manual de convivencia de la institución, que en uno de sus apartes restringe el cabello largo para los estudiantes de sexo masculino.

Para Álvaro Duzán, rector del colegio, la situación es mucho más compleja de lo que parece. «No le podemos permitir al niño que venga vestido de travesti, porque él ha sido víctima de matoneo por parte de otros estudiantes»

Duzán argumenta que la coordinadora del colegio le dio alternativas a la menor, «como esconder el cabello o taparlo con algo». «No sé qué más hacer, porque con ese tema están estigmatizando a la institución», expresó el directivo docente tras asegurar que si un juez le ordena recibir al estudiante aún con el pelo largo, «solicitaré acompañamiento profesional para manejar este tema dentro del colegio».

Sin embargo, la adolescente opina todo lo contrario y asegura que en esa matrícula condicionada existe una trampa: «Me quieren obligar a tener el pelo corto». Esa cabellera es para ella la diferencia entre estar atrapada en el cuerpo de Santiago o ser libre y espontánea como la dulce y tierna Váleri.

Agencias