El peculiar negocio de cortar el cabello a burros y caballos en Egipto

Bajo la sombra de un acueducto medieval, Mohamed Mustafá enseña a su hijo de cinco años el negocio familiar, una esquilada a la vez.

Mohamed es uno de los peluqueros de El Cairo, un experto en cortar y dar estilo al pelambre de caballos, camellos, mulas, cabras, ovejas, perros y burros. Él es la tercera generación de qasasines, el término en egipcio para los barberos de animales y su abuelo trabajó en el Palacio de Abdín de la capital de Egipto.

Mahmud, padre de Mohamed, le enseñó el oficio y ahora él se lo transmite a su hijo Mustafá, de cinco años.

Esta es una profesión frecuentemente desdeñada en la sociedad egipcia, porque se trabaja con animales de carga que todavía merodean las modernas calles egipcias, jalan carros cargados de vegetales o basura. Sin embargo, los trabajadores confían en los animales y están orgullosos de ellos, por eso los llevan a que les corten o rasuren el pelambre con diseños o iniciales antes de los feriados importantes.

Mohamed cobra entre 20 y 30 libras egipcias (el equivalente a 3 o 5 dólares) por cliente y en cada cita se tarda menos de media hora en terminar, dependiendo de la orden y de la disposición del animal.

«La gente nos quiere porque confía en la calidad de nuestro trabajo. Querían a mi padre y mi trabajo es como el de él».

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EL CAIRO, Egipto (AP)