En fotos: Los cinco lugares más tenebrosos del mundo

La isla de las muñecas
Xohimilco, Ciudad de México
Esta chinampa (especie de isla artificial) que luce como un set de película de terror era el lugar de residencia de Julián Santa Barrera, quien solía coleccionar y exhibía juguetes con la intención de protegerse de malos espíritus, luego de que hallara el cadáver de una niña en un canal cercano. Los audaces pueden alquilar un bote, tratar de convencer al conductor de realizar una visita y observar el lugar desde la seguridad del agua y la distancia.

Hospital Beelitz-Heilstätten
Beelitz, Alemania

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Entre 1898 y 1930, el complejo fue un sanatorio para tuberculosos, y recibió también a víctimas del gas mostaza y las ametralladoras durante la Primera Guerra Mundial, incluyendo a un joven soldado llamado Adolf Hitler, herido en una pierna. En la Segunda Guerra pasó a ser centro de atención de soldados nazis, y más tarde, hospital militar soviético. Hoy, sólo algunas salas se usan como centro de rehabilitación neurológica, pero la mayor parte del complejo está abandonada y luce atemorizante. Las salas de cirugía y psiquiatría se vinieron abajo y dieron lugar al trabajo de la naturaleza y los vándalos, y el resultado es un escenario digno de American Horror Story.

Catacumbas Capuchinas de Palermo
Sicilia, Italia

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A fines del siglo XVI, el cementerio del monasterio Capuchino estaba sobrepoblado. Entonces se cavaron criptas subterráneas para ampliar el espacio. Inicialmente alojaba sólo los restos de religiosos -el fraile Silvestro da Gubbio fue el primero, en 1599-, pero ni bien se hizo público el proceso de momificación que atravesaban los cuerpos debido a las condiciones del lugar, se volvió un símbolo de status dormir allí el sueño eterno, ataviado con las mejores ropas. Las tumbas subterráneas contienen 8.000 cuerpos en distintos pasillos, incluyendo uno de figuras religiosas, otro de profesionales, otro de niños y hasta uno de vírgenes. Se exhiben como en un museo, vestidos de punta en blanco y en grotescas posturas, como si estuvieran vivos.

La puerta al infierno
Derweze, Turkmenistán

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En 1971, científicos soviéticos que buscaban petróleo accidentalmente golpearon una reserva de metano y la plataforma de perforación colapsó, creando un cráter de más de 70 metros de diámetro que comenzó a liberar peligrosos gases.

Entonces prendieron fuego el cráter para quemar el metano, lo que dio lugar a esta escena que permanece así desde hace más de 40 años, en medio del desierto de Karakorum. Es fácil entender porqué la gente del lugar lo bautizó como “Puerta al infierno”.

Jardín de esculturas Veijo Rönkkönen
Parikkala, Finlandia

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Veijo Rönkkönen fue unos los más famosos artistas folk contemporáneos de Finlandia, pero también un solitario que se rehusaba a exhibir sus obras en espacios públicos. Creó una colección de casi 500 figuras de concreto en el jardín de su casa, y las mayores de ellas conforman un grupo de casi 200 estatuas en distintas posiciones de yoga. Varias de ellas, como una monja al acecho detrás de los arbustos hasta un hombre envuelto con largos brazos extendidos, son espeluznantes. Malévolas sonrisas (con dientes humanos reales) y ojos negros hundidos hacen realidad ese dicho de “nunca volver a dormir en paz”.

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