¿Es momento de que mi hijo haga terapia?

A veces los niños pueden beneficiarse de la terapia ya que les brinda eficaces herramientas para poder afrontar sus problemas y preocupaciones. Descubre cuáles son los acontecimientos que te anuncian que es momento de que tu hijo haga terapia.

La terapia puede ayudar a niños de todas las edades a desarrollar habilidades para resolver problemas y también a comprender el valor de pedir ayuda. Los terapeutas son profesionales capaces de ayudar a los niños y a sus familias a lidiar con el estrés, problemas de conducta y emocionales.

Muchos niños necesitan ayuda para sobrellevar el estrés de la escuela, ya sea por las tareas, la ansiedad frente a los exámenes o por la intimidación de los compañeros. Otros necesitan ayuda para poder hablar de sus sentimientos acerca de los asuntos familiares, sobre todo si hay cambios importantes, tales como un divorcio, una mudanza o la muerte de algún integrante de la familia.

Señales de que un niño necesita ver a un psicólogo

En la mayoría de los casos no es tan evidente el acontecimiento que hace que tu hijo se vea retraído, temeroso, malhumorado, estresado, preocupado o llorón. Pero existen ciertas señales a tener en cuenta para saber si tu hijo se puede beneficiar con un tratamiento psicológico:

Retraso en el desarrollo del habla o del control de esfínteres.
Problemas de aprendizaje o de atención.
Problemas de conducta.
Comportamientos de retroceso.
Miedo frecuente y anormal.
Aferramiento inusual.
Hiperactividad.
Una caída significativa en las calificaciones.
Episodios frecuentes de llanto y depresión.
Aislamiento social.
Ser víctima de bullying.
Desórdenes alimenticios.
Disminución en el interés en tareas que antes disfrutaba.
Comportamiento excesivamente agresivo.
Insomnio o somnolencia.
Ausentismo escolar.
Comportamientos repetitivos.
Cambios de humor repentinos.
Desarrollo o aumento de quejas físicas.
El paso por una enfermedad aguda, crónica o grave.
Signos de alcohol o drogas.
Problemas con la separación o el divorcio paternos.
Cuestiones de duelo.
Comportamientos sexualizados.
Terapia después de abuso sexual, físico o de cualquier otra situación traumática.

Decídete a ayudarlo

Si sientes que tu hijo puede tener un problema o necesidades emocionales o conductuales, debes tomar la iniciativa de buscar la ayuda de un psicólogo.

Aceptar que tu hijo necesita ayuda no es fácil para ningún padre. Pero no tengas vergüenza de pedir ayuda. Un profesional en la materia es la persona indicada. Piensa que estudió para eso, para ayudar a las personas con sus problemas, y tu hijo de esta manera podrá salir adelante de aquello que le preocupa o angustia.

El primer paso es encontrar al profesional adecuado. Un buen método para hallarlo es consultar con el pediatra de tu hijo, quien seguramente tendrá a quién recomendarte. También puedes escuchar a familiares y amigos, quienes sorprendentemente pueden saber más del tema de lo que piensas y quizás conocen a un psicólogo que puede ayudarte.

Una vez que te contactes con el psicólogo elegido, deberás comunicarle claramente a tu hijo que efectivamente concurrirá a terapia, para que pueda sentirse mejor y pueda afrontar sus problemas y ser muy feliz.

Las sesiones dependerán de lo que considere el terapeuta, quien en los primeros encuentros realizará un diagnóstico que le dará las pautas sobre los pasos a seguir y la periodicidad de las sesiones a las que concurrirá tu hijo (aunque tú y toda la familia también tendrán que ir a algunos encuentros).
No tengas miedo ni vergüenza.

Con el paso se las sesiones vas a darte cuenta de que hiciste lo mejor para ayudar a tu hijo.