EEUU: 12 agentes heridos en protestas por muerte de negro

Violentos choques entre policías y manifestantes dejaron varios heridos en las últimas horas del martes en Charlotte, Carolina del Norte, tras la muerte de un negro a manos de un agente, también negro, según autoridades y medios locales.

Doce miembros de las fuerzas de seguridad resultaron heridos, así como un número indeterminado de manifestantes, informaron medios locales y la Policía.

La calma parecía haber retornado en las primeras horas del miércoles, y la ruta nacional 85, donde tuvieron lugar los incidentes, estaba nuevamente abierta a la circulación, aseguró el diario local Charlotte Observer. 

Los manifestantes se concentraron a última hora del martes cerca de una urbanización de la ciudad de Charlotte, donde fue abatido Keith Lamont Scott, de 43 años, portando pancartas en las que se podía leer «La vida de los negros importa» y al grito de «¡Sin justicia no hay paz!», según la televisión local.

«Aproximadamente 12 oficiales heridos. Un oficial golpeado en la cara con una piedra», tuiteó el departamento de Policía de Charlotte-Mecklenberg.  

La cadena local WSOC-TV precisó que la Policía antidisturbios había usado gas lacrimógeno. Varios vehículos policiales fueron atacados y dañados, según las autoridades.

Un hipermercado Wal-Mart fue saqueado por manifestantes durante la noche, precisa el diario local.

¿Estaba armado? 
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Foto: REUTERS

El agente responsable de la muerte de Scott, Brentley Vinson, ha sido suspendido de sus funciones a la espera de los resultados de una investigación administrativa. 

Vinson formaba parte de un grupo de agentes mandatado a detener a un sospechoso. Keith Lamont Scott, que no era la persona buscada, estaba dentro de un vehículo en un  parking y, según la Policía, en posesión de un arma de fuego. 

La discusión entre el hombre y los agentes habría subido de tono y la Policía aseguró que se sintió amenazada por Scott, abrió fuego y lo mató. 

Sin embargo, los familiares de Scott, entrevistados por medios locales, afirmaron que la víctima no llevaba ningún arma, sino un libro, cuando fue abatido. Según su hija, Scott Lamont estaba esperando a su hijo.

La alcaldesa de la ciudad, Jennifer Roberts, instó a la población a mantener la calma. «La comunidad se merece respuestas y una investigación completa», escribió en Twitter. «Contactaré a los líderes de la comunidad para trabajar juntos». 

Abatido con las manos en alto 
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Foto: REUTERS

Las tensiones raciales se reavivaron en Estados Unidos desde hace dos años por una sucesión de abusos y actos violentos de la Policía, que terminaron con la muerte de hombres negros, desarmados la mayor parte de las veces.

El martes la justicia estadounidense abrió una investigación después de que un negro desarmado fuera abatido el viernes por una policía blanca en Oklahoma (sur), un episodio grabado por las cámaras de un coche y un helicóptero de la Policía.

En las grabaciones, que se hicieron públicas, se puede ver muy nítidamente a un hombre, Terence Crutcher, al que apuntan las armas de varios policías, dirigirse a su vehículo con las manos en alto.

Crutcher, calificado de «mugriento» por un policía a bordo del helicóptero, parece acercar las manos a su vehículo y en ese momento es abatido.

Chuck Jordan, el jefe de Policía de Tulsa, la segunda ciudad de Oklahoma, reconoció que las imágenes eran «perturbadoras». Crutcher no llevaba armas encima ni las tenía dentro de su vehículo, precisó.

Este crimen fue el último de una larga serie, que ha movilizado a la comunidad negra, y provocó manifestaciones –a veces violentos disturbios- en varias ciudades de Estados Unidos desde el verano de 2014.

El caso de Michael Brown, un joven negro de 18 años abatido por un policía blanco en Ferguson (Misuri) en agosto de 2014, a pesar de estar desarmado y no representar ninguna amenaza, se convirtió en emblemático de esos excesos.

Fueron esos excesos los que invocaron dos hombres que atacaron y mataron a policías este verano. Cinco agentes fueron abatidos en Dallas, Texas, el 7 de julio y otros tres fueron asesinados 10 días después en Baton Rouge, Luisiana.