Costa Rica: Celebra cumpleaños a niño en cementerio

Una situación muy triste y conmovedora la de este señor costarricense, muchos de los que hemos perdido a un familiar muy querido podemos identificarnos.

Son las 12:02 a.m. y el cantón central de Limón, provincia de Costa Rica duerme. Un hombre camina desde Pueblo Nuevo hasta el cementerio de la comunidad caribeña con actitud extraña y se planta sobre una de las tumbas para, con el corazón en la mano, cantarle feliz cumpleaños a su hijo de 8 años.

El niño fue asesinado durante un tiroteo entre pandilleros. Después de un doloroso pero sincero evento, Yorsinio Blackwood sale del lugar de descanso de su angelito para volver a la que según afirma es una vida vacía y sin sentido. 

A continuación, parte del relato de un hombre que como muchos ha sufrido la partida de un familiar, un hijo inocente, producto de la alta criminalidad en la provincia de Limón, que pareciera no tener fin. “…recuerdo que era viernes (7 de agosto de 2015), lo mandamos después de la escuela a que reforzara el inglés, iba con una persona de confianza. Yo me sentía incómodo, extraño, desde que se fue empecé a escuchar el llanto de una mujer y hasta me tuve que ir a la casa para ver si todo estaba bien. Cuando salí recibí la llamada más corta pero dura de mi vida”, narra Blackwood.

Yorkel Blackwood murió cuando tenía 7 años, era el mayor de tres hijos, viajaba en una motocicleta hacia su casa, a jugar como cualquier otro niño de su edad, pero su vida la arrebataron varios hombres que, a bordo de un vehículo, dispararon contra la persona que conducía la moto en que viajaba el menor.

“Me dijeron: ‘Estamos mal, nos acaban de herir’. Yo colgué el teléfono, agarré una moto que ni sabía de quién era y me fui primero al hospital, luego me topé la ambulancia y la seguí, cuando llegué vi una multitud (guarda silencio y una lágrima cae).  Yo le pedía a Dios que no fuera él, que por favor mi hijo estuviera bien, pero ahí estaba, con sangre en su cabecita y la mirada fija hacia mí. Él no podía hablar, pero en la ambulancia yo le decía que íbamos a salir bien de todo, después me revolqué en el hospital y la doctora salió para darme la noticia, ni siquiera podía hablarme bien…”.  

¿Ese día sucedió algo que lo hiciera pensar en una desgracia?  

Pude escuchar el llanto de una mujer, eso me hizo pensar muchas cosas. En la mañana él (Yorkel) se me acercó y me dijo: “Papi, papi…”, entonces yo lo abracé y le dije: ‘Ya sé qué quiere. Comida china, un helado…”, pero me interrumpió y me dijo: “No, papi, no quiero nada, solo quiero decirte que te amo”. Han pasado 10 minutos de entrevista con Yorsinio en casa de su madre, sus lágrimas son constantes y sus ojos reflejan incertidumbre por todo lo ocurrido hace un año.

Viste un pantalón corto, una camisa sencilla y una gorra negra, sus manos se mantienen ocupadas. Las ventanas de la vivienda verde son blindadas con lata de contenedor, una malla de pesca no permite que se vea el interior de la propiedad desde afuera y de forma seguida los vecinos pasan saludando en la calle del pequeño barrio Pueblo Nuevo. ¿Cómo es un día en la vida de Yorsinio? – He pensado tantas cosas, como que la vida para mí ya se acabó. Antes hacía muchas cosas y ahora no quiero hacerlas, todas las noches lloro, me despierto buscándolo, pensando en que todo es una pesadilla, voy al cuarto y me doy cuenta que no está y tengo que volver a derramar lágrimas.

Sinceramente no hay momentos de paz, tal vez en algunas oportunidades me distraigo pero al rato vuelvo a caer en la realidad. Es muy difícil, ya no me gusta la Navidad ni los parques de diversiones, tanto que yo compartía con él. La verdad es que nada me hace estar bien… Relató el padre del menor.

¿Los hermanitos de Yorkel cómo lo asimilaron?

Después de la vela me sentía agotado y me desconecté, aunque tenía preocupación por lo que venía, entre ello mis dos hijos, una vez el hermano estaba aburrido, yo me le acerqué y le pregunté: “¿Papi qué te pasa?” y él me respondió: “Es que quiero jugar con mi hermano, pero no quiere”. (El llanto lo hace detenerse). La niña más pequeña siempre me recuerda que “Kokel” está en el cielo. 

¿Existe en su mente el perdón por esto que pasó?

¿Perdón? Claro que sí, yo los perdono, pero eso no vale, solamente Dios puede perdonarlos en cierto modo. Sinceramente yo no deseo que les pase esto que me ocurrió a mí, pero eso no significa que si a ellos les sucede algo no me vaya a sentir feliz.  

Supo por medio de fuentes judiciales en Limón que actualmente la causa por la muerte de Yorkel está avanzada, dos hombres fueron detenidos por el crimen, uno de ellos de apellido Gómez y otro de tan solo 16 años.  Yorsinio, secándose las lágrimas, dijo que prefería no hablar o emitir criterio sobre las personas vinculadas al proceso, dijo que las conoce, pero no pretende hacer nada más que esperar a que sean las autoridades quienes tomen cartas en el asunto. 

Se cree que un problema con uno de sus hermanos pudo haber detonado en el horroroso episodio, en el que aún recuerda cómo en medio de globos y candelas tuvo que cavar una fosa de 3 metros de profundidad para despedirse de su amado ángel. 

“Recuerdo que ese día antes de que todo pasara escuché un llanto de una mujer, por eso corrí a la casa para ver si todo estaba bien, después de que todo pasó volví a escuchar el mismo llanto, corrí y cuando estuve en la casa vi a la mamá llorando sobre el ataúd”.

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Foto: Diario Extra