Opinión: Un legado para alcanzar la Democracia Popular

nicaragua

4 de Mayo. Semana 4

-Viernes 19 de junio de 2020-

Se acerca el 19 de julio. A un mes de celebrarse el 41 Aniversario de la Revolución Popular Sandinista, revivimos las epopeyas para encontrar en ellas inspiración y fuerza para seguir en la lucha. Juan Carlos Ortega Murillo, Joaquín Vargas Zamora y Danilo Lechado nos convocamos para conversar sobre el significado de la insurrección sandinista, su legado al día de hoy y el involucramiento del pueblo en el ejercicio del poder.

Para escribirnos sobre éste y otros temas: [email protected]

¿Qué significa para ustedes hoy en día la Insurrección Popular Sandinista de 1979?

Juan Carlos:

La Insurrección Popular Sandinista nos hereda la disposición al compromiso y al sacrificio. Nos lega ese compromiso de vida y sacrificio por los ideales del Sandinismo en la lucha permanente por la Patria Libre, por la reivindicación de los derechos del pueblo y la construcción de una sociedad más justa, en donde la ciudadanía haga valer su poder, más allá del espejismo de libertad y democracia que las grandes potencias insisten en imponer a los pueblos del mundo.

Danilo:

La insurrección popular, vanguardizada por el Frente Sandinista, fue el estallido que volcó el país hacia la Revolución. Durante décadas, la dictadura somocista, creada, impuesta y apoyada por Estados Unidos para salvaguardar sus intereses, creía que con violencia (no sólo la violencia aplicada con la fuerza de las armas, sino la violencia de negarle los derechos más esenciales al pueblo) podía contener indefinidamente el anhelo de justicia de los nicaragüenses. Finalmente, el pueblo se unió contra la dictadura más brutal de América Latina y fue como el despertar a una nueva realidad. Para mí, la insurrección que lideró el Sandinismo demostró que “el pueblo unido, jamás será vencido”; que la UNIDAD de todos y todas, en un proyecto Sandinista, es el camino a la liberación política, económica, social, e incluso espiritual, de los y las nicaragüenses.

Joaquín:

A pesar que la insurrección fue la culminación de años de trabajo político y militar de muchos Sandinistas y Anti Somocistas, para mí es como el “Big Bang”, la primera chispa de vida de la Nicaragua nueva, esa Nicaragua en la que nací y que nunca he conocido otra. Esta nueva Nicaragua es por excelencia Sandinista, pero es a su vez inclusiva, democrática, abierta, tolerante y por encima de todo libre.

¿Qué aprendizajes rescatan de ella?

Juan Carlos:

De la Insurrección Popular Sandinista aprendimos lo que es el verdadero valor de la vida. La vida es plena cuando vivimos por un ideal. Y hoy, las nuevas generaciones están comprometidas con las ideas y los sueños que motivaron a los compañeros y compañeras que dieron su vida en la lucha por la Nicaragua Libre, por el poder del pueblo y para el pueblo, por alcanzar las metas de bien común y prosperidad que desde esta Revolución Sandinista hoy vamos conquistando. Y así, como en aquellos años duros de la insurrección en camino hacia la Revolución, hoy estamos dispuestos a luchar y enfrentar a cualquier enemigo en la defensa de las conquistas del pueblo y para el pueblo.

Joaquín:

No hay fuerza en esta tierra que pueda en contra de la decisión de un pueblo que quiere ser libre. Siempre hay que estar del lado del pueblo, sólo el Sandinismo está del lado del pueblo.

Danilo:

El principal aprendizaje, a mi criterio, es que los nicaragüenses, unidos en rebeldía, somos capaces de lograr las más grandes hazañas. En América Latina, Nicaragua y Cuba, lograron dos de las epopeyas más hermosas del continente. Esa no es historia pasada, sino historia viva, presente y porvenir en construcción. La lucha sigue!

¿Qué valor tiene para ustedes el sufragio?

Danilo:

El sufragio es una conquista de la Revolución frente a años de dictadura. Las primeras elecciones libres en Nicaragua se dieron el 4 de noviembre de 1984, con una abrumadora victoria del Frente y del Comandante Daniel Ortega. Sin embargo, a pesar de que restituir el derecho al voto popular para elegir gobernantes fue un avance enorme frente a décadas de dictadura, el llamado modelo de “democracia representativa” nunca ha sido un fin para el Sandinismo. El modelo tradicional electoral muchas veces termina convirtiéndose en electorerismo, es decir un modelo desconectado del pueblo pues no sirve a sus intereses. En 1990, y durante 16 años de neoliberalismo, el pueblo votó, efectivamente, pero chantajeado y amenazado por el imperialismo, lo que demostró la incapacidad de ese sistema de reflejar la verdadera voluntad de los nicaragüenses.

El FSLN ha sostenido en muchas oportunidades que el siguiente paso es alcanzar la Democracia Directa y Participativa, es decir un sistema que garantice el Protagonismo del pueblo en el ejercicio del poder de forma permanente. Todo esto sólo es posible en Revolución.

Juan Carlos:

El voto tiene valor cuando se convierte en un instrumento de transformación social, política y económica. ¿De qué sirve votar cuando todos los que se postulan no representan ninguna posibilidad de cambio? Eso sucede en muchos países en donde no importa por quién se vote, al final el ganador no es un factor de cambio para la realidad del pueblo. En Estados Unidos lo vemos con los Demócratas y Republicanos, no importa quién resulte ganador, ninguno representa un verdadero factor de cambio para la sociedad estadounidense o para las relaciones de ese país con el resto del mundo, al cual siguen leyendo desde una mentalidad imperial.

El voto tiene poder cuando cuenta con opciones realmente transformadoras para la sociedad. Es lo que hemos vivido en Nicaragua, donde el Frente Sandinista ha sido protagonista de los grandes cambios sociales, políticos y económicos a favor del empoderamiento del pueblo, de las grandes mayorías.

Sin embargo, este modelo democrático, el de la democracia liberal burguesa, no es el modelo que los movimientos revolucionarios y progresistas del mundo deseamos. Nuestra meta sigue siendo la instauración de un modelo de democracia popular, en donde el pueblo tenga el poder de decidir sobre los grandes temas que le afectan de manera permanente, no únicamente cada 4 o 5 años.

Joaquín:

El sufragio, a como yo lo conozco, y mi ciudadanía, a como la conozco, son producto del proyecto legal y de la Constitución Sandinista. Esa constitución me garantiza derechos humanos, derecho a mi cultura, a mi familia y a defenderlas. La democracia directa de nuestro sistema político garantiza nuestra influencia como ciudadanos en el proceso político de nuestro país. El votar no garantiza la democracia si tu voto no es igual que el de otro, y en Nicaragua, el Sandinismo se ha dedicado a ser la gran fuerza igualadora y justa entre todos los nicaragüenses.

¿Debería ser obligatorio votar?

Juan Carlos:

No. El voto debe ser voluntario. Todo ciudadano tiene derecho a decidir sobre su nivel de involucramiento dentro de cualquier sistema de gobierno, sea para demandar mayor participación o para separarse del mismo… aunque no considero esto último correcto.

Creo que quien decide renunciar a su derecho al voto, está en la obligación de justificar sus motivos para hacerlo, de lo contrario no es más que un mero berrinche. Y eso le desautoriza por completo.

Quien decide no votar, debe saber por qué está tomando esa decisión. Y está en la plena potestad de demandar los cambios que, a su manera de ver, el sistema requiere para funcionar mejor al servicio de los intereses del pueblo.

Si no vas a votar, estás en tu derecho. Pero acompañá esa decisión de posiciones sólidas, que expliquen claramente por qué lo estás haciendo y qué cambios deberían de darse para motivarte a ejercer ese derecho.

Decir “no hay por quién votar” puede resultar muy cómodo, sobre todo cuando vos no hacés nada que ayude a construir una opción electoral que responda mejor a lo que considerás son los verdaderos intereses del pueblo.

Ahora, si tu única motivación para no votar es deslegitimar a quien desde temprano se vislumbra como el seguro ganador por la mayoría del voto popular, estás actuando de manera infantil e irresponsable.

Danilo:

No veo la necesidad. Lo que debe ser obligatorio es el Protagonismo del Pueblo en el ejercicio del poder, porque es la única manera de encontrar soluciones a los temas que de verdad importan a la población, como lo es el salir de la pobreza. Sin este protagonismo, el voto tristemente se convierte en una divisa devaluada e ilusoria.

Joaquín:

Yo creo que tanto votar como cumplir servicio militar debería de ser obligatorio para todos los nicaragüenses. La soberanía nacional hay que defenderla y se defiende militarmente con las armas y civilmente con el voto.

¿Cuántos Sandinismos hay?

Juan Carlos:

Sandinismo solamente hay uno, y es el que enarbola con orgullo y fuerza vital el Frente Sandinista de Liberación Nacional. Quienes hablan de un Sandinismo fuera del FSLN son los mismos que buscan respaldo tocando las puertas de la Casa Blanca, repitiendo la conducta de los Vendepatrias de siempre, dispuestos a entregar la soberanía de su país con tal de tomar el poder.

El FSLN, con Daniel, ha sido la única organización que ha permanecido fiel a los ideales de Sandino, de Carlos y de todos los héroes y mártires que dieron su vida para alcanzar la Patria Libre y construir una sociedad más justa y próspera para todos.

Danilo:

Hay un solo Sandinismo: Revolucionario, Rebelde, Antiimperalista, Nuestroamericano, Socialista y Solidario

Joaquín:

Sandinismo sólo hay uno, amalgama de muchas formas de pensar, pero unificadas bajo una visión, un liderazgo, un camino… La Revolución.