Adiós Wuhan, te dejo mi admiración y un Me Gusta

Foto: Adiós Wuhan, te dejo mi admiración y un Me Gusta / TN8
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Al igual que ustedes, yo estaba equivocado. Cada vez que escuchaba Wuhan lo primero que se me venía a la mente era COVID-19. Saber poquito significa ignorar mucho, en este caso sobre una ciudad que tiene de sobra para presumir.

El bombardeo fue desmesurado y nos quedamos con los titulares de la prensa alineada a ese occidente colectivo que se siente rebasado por el gigante asiático.

 No todos tienen la oportunidad que yo tuve hoy, de poder ver con los propios ojos y descubrir esta hermosa realidad. La visita ha sido corta, apenas 4 días. Pocos para conocer toda la ciudad, pero suficiente para deslumbrarse. Wuhan es realmente impresionante, ya les contaré.

Wuhan, la capital de la provincia de Hubei 

La ciudad está en el centro de China y es la capital de una provincia, Hubei, que pareciera, y así es; una parte muy musculosa del gigante. Les comparto algunos ejemplos:

Foto: Adiós Wuhan, te dejo mi admiración y un Me Gusta / TN8
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China estrenó hace 6 meses en la ciudad de Wuhan una línea de tren suspendido. Algo similar en todo el mundo solo existe en Japón y Alemania, con la salvedad de que la tecnología china va un largo paso adelante, pues este tren ya no requiere un piloto al mando y su desplazamiento es totalmente automatizado.

Aprovecho el privilegio que tuve de viajar en él, para asegurarles que es toda una novedad que conjuga tecnología, comfort y una perspectiva futurista.

El liderazgo de China en el desarrollo de nuevas tecnologías lo distinguimos también desde Wuhan. La investigación en el campo de la inteligencia artificial ya ha dado importantes frutos, con aplicaciones en la medicina, el transporte, la industria y otros.

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Aeropuertos, rascacielos y mucha historia

A una hora de Wuhan y siempre en la provincia de Hubei está la ciudad de Ezhou. Aquí recién inició operaciones el primer aeropuerto de Asia especializado en transporte de mercancías. Aeropuertos de este tipo y con estas dimensiones solo hay 4 en el mundo.

Con 11 de los 58 millones de habitantes de la provincia de Hubei, Wuhan exhibe rascacielos hacia donde dirijás la mirada, y aunque no me alcanzó el tiempo para saber detalles, les digo que no hay indigentes y nadie mendiga en las calles de Wuhan. Todo el mundo vive en edificios y la diferencia consiste en que unos son más relucientes que otros.

Tecnología de punta para un sistema ultra eficiente en Wuhan, China

Las calles están limpias impecables y casi siempre bordeadas por jardines meticulosamente cuidados. Sus árboles crecen bonitos porque nada queda al azar, cuando los siembran o trasplantan les colocan apoyos para que crezcan hacia el cielo, sin torceduras; y mientras se adaptan al nuevo lugar, cual paciente convaleciente de una cirugía, les colocan una bolsa y les inyectan directo al sistema vascular lo necesario para recuperarse (endoterapia).

El ir y venir de gente transcurre a un ritmo que está lejos del caos que uno imaginaria para una ciudad tan densamente poblada.

El hermoso Lago del Este en Wuhan

Wuhan también es una ciudad turística importante. Cultura, historia, tradición y espacio natural están conjugados aquí. Solo les mencionaré como ejemplo el Lago del Este de la ciudad, una maravilla que se puede recorrer en bicicleta, a pie o desde un minibús con estaciones para admirar la fortaleza de la Dinastía Zhou, o vivir la experiencia de sobrevolar los 87 kilómetros cuadrados del parque en un globo de helio. 

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Caminar por las calles de Wuhan a cualquier hora solo está limitada por la resistencia de tus piernas. La sensación de seguridad y el clima, sobre todo en primavera (oscila entre 10 y 21 grados centígrados) invitan a disfrutar el paseo. 

Su gente responde con gentileza, aunque el idioma es una barrera que hace estragos. La comida es tan variada que si te das la oportunidad solo hay espacio para el deleite.

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Una ciudad para disfrutar

Para disfrutar Wuhan no se vale hacer el papel de tonto, es decir hay que dejar los prejuicios allá lejos y no cargar con ellos en la maleta, y si querés cosas raras o exóticas andá y preguntá, como lo harías si estuvieras en México, Japón, Nueva York o tu propio país.

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