Un cardenal pide eliminar el secreto pontificio ante casos de abusos

cardenal marx

La cumbre convocada por el papa Francisco para abordar los casos de pederastia cometidos por miembros de la Iglesia católica ha sido propicia para discutir los hechos de corrupción y abusos que enfrenta la institución, por lo que el cardenal alemán Reinhard Marx exigió la eliminación del secreto pontificio. 

Según Marx, este elemento no permite revelar la identidad del agresor, lo que puede interpretarse como un encubrimiento por parte de las autoridades que va en detrimento de los derechos de los perjudicados.

Por su parte, el sumo pontífice indicó que "durante tres días hemos hablamos y hemos escuchado las voces de las víctimas supervivientes a los crímenes que los menores y los jóvenes han sufrido por parte de nuestra Iglesia" e invitó a que los implicados reconozcan que han pecado, relata Telesur. 

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En la cumbre también se discutió y acordó que es necesaria una aproximación transparente y honesta hacia casos de pederastia en la Iglesia, apostando al exilio de los agresores y la eliminación del secreto pontificio.

En su intervención, Marx sugirió que "cualquier objeción basada en el secreto pontificio sería relevante solo si es posible indicar razones convincentes". Además, dijo que el abuso hacia niños y adolescentes responde en gran medida al abuso de poder.

Igualmente, aseguró que los documentos que pudieran arrojar luz sobre la identidad de los perpetradores han sido ocultados o destruidos y los procedimientos judiciales, cancelados o anulados.

Por su parte, el doctor en sociología por la Escuela de Altos Estudios de Ciencias Sociales de París, Fortunato Mallimaci, manifiestó que "el tema del abuso está carcomiendo la credibilidad de las iglesias en el mundo entero y genera muchos problemas en el sentido que los sacerdotes dan a su misión sagrada".

Exigencias de las víctimas

Las víctimas y sus familiares tuvieron oportunidad de expresar públicamente sus requerimientos y coinciden en que los jóvenes necesitan pautas y normas claras.

Para ello la Iglesia católica debe ser garante de su seguridad y, ante la primera denuncia, debe expulsar al sacerdote, acudir al poder civil, acompañar a la víctima y promover la continuidad de la denuncia.

El encuentro celebrado en el Vaticano cuenta con la asistencia de más de 190 jerarcas católicos, 114 de los cuales presiden conferencias episcopales en todo el mundo.