Un muerto y 800 heridos en aglomeración durante una procesión en Manila

Manila, 10 ene (EFE).- Una persona murió y 800 resultaron heridas en las aglomeraciones de la procesión del Nazareno Negro, que congregó el martes a millones de fieles en el centro de Manila, informó hoy la Policía filipina.



El fallecido, un funcionario de prisiones de mediana edad, sufrió un ataque cardíaco cuando trataba de aproximarse al carruaje portador del Nazareno Negro, una talla de madera de Jesucristo de piel tostada del siglo XVII que se lleva a desfilar ante las multitudes cada 9 de enero.

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Tocar la escultura da buena suerte según la tradición, por lo que se producen peligrosas aglomeraciones en torno al Cristo que derivan en numerosos desmayos y accidentes.



Se trata del primer muerto desde la edición de 2015 -en la que fallecieron dos personas- y el número de heridos esta vez alcanzó los 800, más que el año pasado.



Los accidentes más habituales son sofocos, insolaciones, contusiones, torceduras y objetos clavados en los pies descalzos de los fieles, indicó a Efe el enfermero James Yu, miembro del equipo médico que desplegó decenas de ambulancias a lo largo del recorrido de tres kilómetros y medio hasta la histórica iglesia de Quiapo.



La Policía anunció hoy que 6,3 millones de personas acudieron a la procesión de este año, mientras medios locales sitúan la cifra de participación entre 3 y 4 millones, datos que en todo caso supondrían un récord histórico para este evento que congrega especialmente a los filipinos de las clases más humildes.



Éstos se sienten particularmente identificados con la tez morena de la escultura del Nazareno, que data del primero de los más de tres siglos de la colonización española de Filipinas.



Tallada en México, la figura llegó a Manila el 31 de mayo de 1606 en un galeón procedente de Acapulco que, según la leyenda, se incendió cerca del archipiélago.



El calor de las llamas otorgó al Cristo su característico color oscuro, según la creencia popular en el país, aunque otra versión atribuye este distintivo a que el autor, un artesano mexicano, quiso imprimir a la obra su misma tonalidad de piel.