Teoría de la felicidad de Einstein se subasta en Jerusalén

JERUSALÉN (AP) — Aunque la teoría de la felicidad de Albert Einstein puede ser relativa, recaudó el martes 1,3 millones de dólares en una subasta en Jerusalén.

Las cavilaciones escritas a mano del científico ganador del premio Nobel no serán tan famosas como su revolucionaria teoría de la relatividad, pero aun así permitieron echar un vistazo personal a una de las grandes mentes de la modernidad.

La casa de subastas Winner’s dijo que Einstein viajaba a Japón en 1922 cuando le dijeron que sería galardonado con el premio Nobel de Física. En Tokio, Einstein escribió la nota en alemán y se la entregó a un botones a falta de efectivo para la propina.

“Una vida tranquila y modesta brinda más felicidad que la búsqueda del éxito ligada a un constante descontento”, dice la nota.

Gal Wiener, director de la casa de subastas, contó que Einstein le dijo al botones que debido a su fama, la nota escrita a mano “tal vez valga más que una propina normal”.

Wiener agregó que la subasta inició en 2.000 dólares y rápidamente aumentó. La guerra de subasta duró alrededor de 25 minutos.

Otra nota que Einstein le escribió al botones, que dice “en donde hay voluntad, hay una forma”, fue vendida por más de 200.000 dólares, dijo Wiener.

No reveló la identidad del comprador ni el vendedor de las notas.

Einstein fue fundador de la Universidad Hebrea en Jerusalén y le donó su patrimonio literario y papeles personales. Rechazó la invitación de ser el primer presidente de Israel. Einstein murió en 1955.

En contexto

Una carta escrita por uno de los pasajeros del Titanic un día antes de que el barco se hundiera fue vendida por 126.000 libras (166.000 dólares) durante una subasta en el Reino Unido.

La nota, en una hoja grabada en relieve con motivos del Titanic, fue escrita a mano por el pasajero de primera clase Alexander Oskar Holverson el 13 de abril de 1912, un día antes de que la nave chocara con un iceberg y se hundiera, matando a más de 1.500 personas a bordo.

Holverson, quien era un vendedor, tenía la intención de enviarla a su madre en Nueva York. La carta, una de las últimas que se sabe que fueron escritas a bordo por las víctimas del desastre, fue encontrada cuando el cadáver de Holverson fue recuperado y enviado a su familia.