Fotos: Viejo frigorífico pasa a ser Patrimonio de la Humanidad

Unos 5.000 hombres de decenas de nacionalidades trabajaban por turnos en la época de esplendor de un gigante frigorífico en Uruguay construido a orillas del río en el siglo XIX y desde donde se exportaba carne enlatada a los combatientes de la Segunda Guerra Mundial.

Los cambios de dueños y el paso del tiempo la convirtieron el olvidado emporio de ladrillo y cemento en una mole vacía. Parecía condenada al abandono y no parecía el candidato ideal para ser considerada un bien patrimonio de la humanidad.

Pero su sofisticada arquitectura, que aún conserva, y el papel que desempeñó en el desarrollo industrial de Uruguay hizo a la vieja fábrica merecedora de un lugar en la lista de bienes inmuebles y parte del Patrimonio de la Humanidad, como «paisaje cultural-industrial».

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Esta lista la gestiona la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) e incluye la porción en Brasil de las cataratas de Iguazú, el parque nacional Rapa Nui en Chile o el centro histórico de Cartagena de Indias, en Colombia, entre muchos otros sitios, parques e inmuebles del mundo.

La vieja edificación, que en su interior conserva las balanzas y otras herramientas de trabajo, perteneció al saladero Liebigs, de capital alemán entre 1865 y 1924, año en que fue comprado por una compañía inglesa que la administró hasta fines de la década del sesenta. Entonces pasó a manos del estado uruguayo hasta su cierre definitivo en 1979.

«Día y noche se trabajaba y cuando se liquidó esto era una tristeza horrible», dijo el ex empleado del frigorífico Eduardo Romero a The Associated Press. «No se veía a nadie en las calles».

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El área declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco se encuentra en la localidad de Fray Bentos y abarca «un espacio de 275 hectáreas que incluyen la imponente arquitectura del frigorífico Liebigs-Anglo, sus instalaciones industriales, los muelles sobre el río Uruguay, el matadero, las áreas dedicadas al pastoreo, las residencias de jefes y obreros y sus lugares de esparcimiento», según el Ministerio de Cultura.

Los habitantes de Fray Bentos, situada sobre la costa del río Uruguay que marca el límite con Argentina, celebraron la declaración de Unesco con un festejo popular y una recorrida por las instalaciones.

José Osvaldo Bradford, de 94 años, que dice que trabajó en la sección de enlatado y en la producción de extracto de carne, recordó: «la planta era una maravilla en su época».

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MONTEVIDEO, Uruguay (AP)