Walter articula frases, Arturo apenas balbucea, sin embargo, esto no ha sido una barrera en sus vidas. Ellos son conocidos como los hermanos Hércules de Santa Teresa, leyendas vivientes del fisicoculturismo nacional, con numerosas medallas y trofeos a nivel centroamericano.
Ambos tuvieron problemas auditivos en la niñez, lo que les afectó el habla; sin embargo, la vida les compensó, pues si hay algo en concreto que refiera sobre la proeza de sus vidas; es verlos a su edad, entrenar y admirar sus cuerpos esculpidos en metal. Aún pasados los 60 años.
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El gimnasio en donde entrenan es una vieja casona, de paredes altas, agrietadas, con techo de zinc y madera vieja, una sala amplia que funciona como salón principal y un par de cuartos en donde están las máquinas de cardio y piernas. Aun así, el ambiente es de bullicio, jóvenes que llegan a entrenar, entran y salen a cada momento, música dinámica de fondo y el ruido de los discos de pesas al chocar prevalece.
Walter y Arturo Pérez, son muy atentos, los son con todos los que entran en su gimnasio, incluso también con los que pasan por la calle, a quienes también saludan afablemente. Yahir Pérez, hijo de Walter, apoya a los hermanos a la hora de brindar sus entrevistas el interpreta sus gesticulaciones para hacerlas posibles.
Nunca tuvieron un instructor, aún así lograron obtener 16 medallas y alrededor de 20 trofeos. Todo empezó allá por el año 72–73; ambos vendían periódicos en las calles cuando en una ocasión miraron haciendo pesas a un señor corpulento que había llegado de Managua “terremoteado”. Quería ser como él, así que armaron sus primeras pesas con piedras y palos.
El Gimnasio Hércules
Luego consiguieron una mancuerna y con ella hacían todas las rutinas posibles. Los hermanos se refieren que tenían alrededor de 13 y 14 años cuando descubrieron que un amigo tenía una mancuerna, le ofrecieron compra, pero este al verlos tan motivados se las regaló.
El gimnasio fue fundado ya en los años 90, el sueño con el fisiculturismo prevalecía, así que los hermanos se dedicaron a recolectar discos de motores ya descartados que conseguían en los talleres de mecánica. Walter para armar las máquinas, aprendió a soldar y así fue como se convirtió también en precursores en los que a gimnasios en Carazo se refiere.
Los sueños aún están presentes, entre ellos el de mejorar su gimnasio, el Gimnasio Hércules, que tras 4 décadas aún cuenta mayormente con máquinas artesanales. ¿Y por qué no volver a competir? Claro que aún sueñan con hacerlo, pero faltan recursos.
Los Hermanos Hércules de Santa Teresa aparecen en las redes sociales como @hermanos_perez.nic y sus contenidos son muy seguidos contando en su cuenta de TikTok con más de 5 millones de “me gusta” y más de 178 mil seguidores. Cualquier ayuda solidaria a su causa puede contactar al 5809 8603.
