Visita del Papa Francisco al Congreso de EEUU en gran demanda

Varios legisladores de Estados Unidos se ha topado con la extraordinaria demanda —de cónyuges, familia, amigos y votantes— por un boleto para que sus invitados puedan sentarse en las galerías superiores de la Cámara de Representantes, cuando el papa Francisco se dirija al Congreso el 24 de septiembre.

La oportunidad de ver y escuchar al pontífice argentino de 78 años conocido por incomodar a los cómodos es el asiento más deseado de la temporada en Washington.

«Tenemos más solicitudes por esta presentación que cualquier otra que se tenga memoria», dijo el líder de la mayoría del Senado Mitch McConnell.

La hermana del representante Peter Welch, Maureen, tuvo mejores agentes de inteligencia que el congresista de Vermont cuando se trató del viaje del papa y su histórica presentación en el Congreso. «Me llamó antes del anuncio y dijo ‘el papa viene, ¿me das tu boleto?», recuerda el legislador demócrata.

Ansiosamente le dijo sí a Maureen: la hermana Maureen, una monja ursulina que ha sido miembro de la orden durante 50 años.

El gabinete presidencial, cuerpo diplomático y miembros de la Corte Suprema, seis de los cuales son católicos, se unirán a senadores y miembros de la Cámara de Representantes en los asientos en la planta baja de la cámara.

El republicano Leonard Lance se enfrenta a una decisión salomónica que parece que salió del Antiguo Testamento. «O mi esposa (Heidi) o mi hermano gemelo (James), pero en estos días soy muy popular por ese boleto que tengo», dijo Lance.

Varias esposas ya pidieron los lugares.

«Mi esposa recibirá el boleto», dijo el republicano Dan Lipinski. «Incluso antes de saber que se había hecho el anuncio oficial de que el papa vendría a hablar en una sesión conjunta del congreso, recibí un email de mi esposa diciendo ‘No entregues mi boleto»’.

La senadora demócrata Barbara Boxer evitó tener que elegir a un familiar y así evitar decepcionar a muchos otros.

«Se lo di a una monja que quiero: la hermana Simone», dijo Boxer. «Lucha por la justicia social y estaba muy contenta».

WASHINGTON (AP)