Nueva serpiente es descubierta en los Andes ecuatorianos

El mundo genético de muchos grupos de animales esconden especies que se asemejan por ser parecidas a las demás. Iguales en apariencia pero diferentes en su codificación genética, a estas especies se les denominan crípticas. Entre los árboles de los bosques andinos, aún quedan especies de serpientes por descubrir. Así lo comprobaron científicos de la Universidad de George Washington, la empresa Tropical Herping y la Universidad Tecnológica Indoamérica (UTI), que hallaron una nueva especie de este animal en la provincia de El Oro (Ecuador).

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La nueva especie de serpiente, denominada synophis zaheri, tiene cerca de 40 cm de longitud y entre 351 y 372 mm de ancho. Sus ojos grandes, oscuros y saltones, cubren más de un tercio de su cabeza. Mientras que su dorso es de un color marrón, su abdomen se destaca por un tono amarillo claro.

Partiendo de este concepto, los investigadores analizan el ADN de individuos dentro de una misma familia o grupo. Es así que con los resultados obtenidos descubren nuevas y únicas especies.

Lucas Bustamante, herpetólogo de Tropical Herping, explica que la synophis zaheri fue encontrada al realizar análisis genéticos de individuos dentro del grupo de serpientes llamado nothopsini (que contiene cinco géneros de serpientes no venenosas).

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Como resultado adicional, los investigadores han logrado crear un árbol filogenético mucho más detallado y preciso donde se engloba a todas las especias dentro de la familia dipsadinae y, de manera más específica, el grupo nothopsini.

«Nuestro país es muy privilegiado por tener un número tan alto de especies crípticas», añade Juan Guayasamín, director del Centro de Investigación de la Biodiversidad y Cambio Climático de la UTI.

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«Pero a la vez, los científicos debemos poner muchos esfuerzos en expediciones remotas al campo, análisis genéticos y de museo. Solo así podremos conocer y entender a toda nuestra biodiversidad… aunque de seguro necesitaremos muchos años más y de un número más grande de biólogos», agrega.

El Comercio