¿Cómo saber si tengo síndrome de fatiga crónica?

¿Cómo saber si tengo síndrome de fatiga crónica?
Foto: ¿Cómo saber si tengo síndrome de fatiga crónica?/Cortesía

El síndrome de fatiga crónica es una enfermedad grave y de larga duración que afecta a muchos sistemas del cuerpo. Otro nombre para esto es encefalomielitis miálgica/síndrome de fatiga crónica. A menudo, el síndrome puede dificultar el realizar sus actividades normales. A veces es posible que ni siquiera pueda salir de la cama.

Según los doctores, dicen que es más común en quienes tienen entre 40 y 60 años. También en las mujeres adultas lo presentan con mayor frecuencia que los hombres adultos. Las personas de color blanco son más propensos que otras razas en ser diagnosticados con el síndrome.

Veremos algunos aspectos y criterios diagnósticos que fueron simplificados en el año 1994. Puede ser que tengas uno de estos síntomas y no se da cuenta.

Presencia de fatiga médicamente inexplicable con una evolución de, al menos 6 meses que no se explica por el ejercicio físico, no se alivia con el reposo y reduce el nivel de actividad.

Alteraciones de la memoria, de la concentración, dolores de garganta, musculares, articulares, cefaleas, adenopatías (ganglios inflamados) y dificultades para reponerse luego de actividades físicas (ejemplo: caminata).

Problemas al dormir: Insomnio: No poder quedarse dormido y mantenerse despierto. Este es el más común trastorno del sueño

Apnea del sueño: Trastorno de la respiración en la cual la respiración se detiene por 10 segundos o más mientras duerme

Síndrome de las piernas inquietas: Una sensación de hormigueo o punzadas en las piernas junto a una fuerte necesidad de moverlas

Sin embargo, esos síntomas pueden aparecer y desaparecer, pueden cambiar con el tiempo. En ocasiones pueden mejorar y, otras veces, empeorar.

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Comportamientos del síndrome de fatiga crónica

Las conclusiones del estudio en cuestión ponen en evidencia que las personas con síndrome de fatiga crónica toman excesivos recaudos en la búsqueda del placer, carecen de audacia, en desmedro de las conductas espontáneas. La evitación del daño las vuelve más cautas, temerosas, inseguras, pesimistas, incluso ante la presencia de personas conocidas o confiables.

Además, se demostró que las puntuaciones altas para la evitación del daño, promueven la persistencia de la conducta, ya que la persona vive lo impredecible o incierto con angustia, por lo tanto, prefiere reproducir en forma rígida los comportamientos conocidos.

La rigidez de las tendencias innatas del temperamento determina personalidades predecibles, con un mal manejo de la ansiedad (tensión interna), perfeccionismo, pensamiento reservado y dificultades en la expresión de las emociones. Es notable cómo la fatiga y la frustración son retos para la superación y no “luces rojas” para reflexionar, evaluar alternativas, o simplemente, descansar.

Muchos son definidos como “adictos al trabajo” “incapaces para delegar”, “sujetos de alto rendimiento” o “sujetos que no pueden decir ‘no’ a las demandas de los demás”. Parece que en los “mejores competidores”, el sobreentrenamiento puede ser un factor que induzca al Síndrome.

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