‘La Pájara’ se queda dentro del corazón de los Masaya

'La Pájara' se queda dentro del corazón de los Masaya
Foto: 'La Pájara' se queda dentro del corazón de los Masaya/TN8

La Liliam Pájara, así era conocida su nombre de Pila Liliam Ruiz, quien nació en la Comarca del Valle de Laguna, Masaya, hace 63 años; y quien desde los 17 años de edad se destacó por su peculiar baile que lo hacía demostrando mucho equilibrio; pues en su cabeza siempre llevaba una botella.

Doña Liliam se dedicaba al comercio de frutas, era conocida no solo en Masaya; sino en toda Nicaragua. En las fiestas patronales o hípicas, era común verla haciendo la bulla, como dice el nicaragüense; bailaba todos los sones, ya sea de marimba o de viento.

«Yo conocí a doña Liliam siendo bastante joven, en las barreras, en los chinamos, a ella le gustaba interactuar con los montados. Los que participaban en las carreras de caballos, con la gente que montaba toros, le gusta bailar en los chinamos con esa su botella. Ella se ponía una botella de cerveza, se ponía una botella de ron o a veces un vaso de cerveza, lo que tuviera al alcance y las personas le decían; báilame Liliam, entonces si era con música taurina, ella bailaba taurina; si era chinamo, ella era infaltable para las fiestas patronales de noviembre en Catarina»; mencionó el promotor cultural de Catarina, Masaya, Pedro Gaitán.

Liliam será recordada en su comunidad y en toda Masaya

Miembros de la Comunidad El Valle de la Laguna, Masaya; lugar donde nació la llamada Pájarita, destacaron que siempre recordarán a esta mujer por su carisma; su sencillez y su baile que no fallaba junto a un silbido.

'La Pájara' se queda dentro del corazón de los Masaya
Foto: ‘La Pájara’ se queda dentro del corazón de los Masaya/TN8

«La conocíamos, aquí era muy alegre, pasaba con su botella de cerveza en la cabeza. Desde chiquita la veía, mi mamá me ponía ahí en una silla y cuando ella pasaba, me acuerdo que pasaba comiéndose los caramelos. Ahí vivía su mamá, pero ella se fue para Masaya y siempre andaba con su silbido que no se va a olvidar»; dijo Flor Sánchez.

«La mayor parte del tiempo que yo la conocí ya vivía en Masaya, cuando salíamos a paseos ahí la mirábamos, ella era bien tranquila. Sí que le gustaba, como dicen los viejitos, el pikinyuki (tragos); pero se vino enfermando hasta que se fue», dijo doña María Sánchez, habitante del valle de La Laguna.

Según destacaron los pobladores de Masaya, los restos de la famosa Pájarita ahora descansan en el campo santo de la comunidad; donde fue sepultada el fin de semana tras perder la vida a causa de enfermedades que le aquejaban. Sin embargo, su inigualable carisma y manera de bailar con la botella quedará impregnado en la memoria de miles de nicaragüenses.