Condenaron a cadena perpetua a la «novia nazi»

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Beate Zschäpe, única integrante viva del grupo neonazi "Clandestinidad Nacional Socialista" (NSU), fue condenada a cadena perpetua por su participación en asesinatos cometidos en toda Alemania de ocho turcos o personas de origen turco, de un griego y de una agente policial alemana, entre 2000 y 2007 en un macroproceso que ha dejado un sabor agridulce entre las víctimas.

La Audiencia Territorial de Múnich cerró con una sentencia ejemplar el juicio de cinco años contra la integrante de la organización ultraderechista más mortífera de Alemania desde la II Guerra Mundial, aunque el fallo reaviva el escándalo por los errores policiales y la dudosa actuación de los servicios secretos en todo este caso.

Conforme a lo solicitado por la fiscalía, la corte de Múnich también la priva de la posibilidad de solicitar una liberación condicional al cabo de 15 años, debido a la "particular gravedad" de su "falta", según el veredicto leído por el juez que preside la sala, Manfred Götzl.

El abogado de la condenada Wolfgang Heer anunció que su cliente recurrirá la sentencia asegurando que su "presencia en el lugar de un crimen" no se demostró y que ella "nunca disparó con un arma ni hizo estallar una bomba".

Mundlos era "especialmente antisemita" y "odiaba el multiculturalismo en Alemania" mientras que Böhnhardt presentaba "tendencias extremistas crecientes", resumió Manfred Götzl.

La defensa, que ya ha anunciado que recurrirá ante el Tribunal Supremo, había solicitado la absolución de Zschäpe, alegando que ella sólo estaba con los otros dos miembros de la NSU porque mantenía con ellos una relación sentimental, que no organizaba ni preparaba sus crímenes y que sólo supo de ellos a posteriori, un argumento por el que los medios alemanes la apodaron "la novia nazi".

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No obstante, la sentencia consideró probado que Zschäpe siguió, tras el suicidio de sus dos compañeros, un plan previamente detallado para la ocasión: roció de gasolina la vivienda que compartían en Zwickau (este) para tratar de destruir todas las pruebas y la prendió fuego, aunque no logró destruir todo el material incriminatorio.

Además, envió una docena de cartas a medios alemanes y asociaciones musulmanas con un DVD que revelaba, combinando imágenes de sus crímenes con escenas de los dibujos animados de la Pantera rosa, el contexto ultraderechista que hasta entonces la Policía había obviado.
Otros cuatro neonazis, sospechosos de haber aportado una ayuda logística al trío, fueron condenados a penas que oscilan entre dos años y medio y diez años de cárcel.

Este caso conmocionó a Alemania, todavía atormentada por los crímenes nazis, y puso de manifiesto los fallos de los servicios de inteligencia interior, además de ser un quebradero de cabeza para el gobierno alemán por la impunidad con la que los presuntos asesinos lograron actuar durante años.

La canciller Angela Merkel expresó la "vergüenza" de su país ante esos crímenes.