La mejor ilusión óptica del año

Por alguna extraña razón, desde hace ya un par de años las ilusiones ópticas cautivan a miles de usuarios de algunas redes sociales como YouTube. La causa, a día de hoy, es desconocida… ¿es posible que nos guste rompernos la cabeza y la vista tratando de descubrir el misterio oculto que guardan algunas fotografías? Sin embargo, es un hecho que las instantáneas que nos retan a descubrir a patos escondidos o que nos desafían a desvelar un fallo en una imagen no tardan en hacerse virales, publica abc.es.

Pues bien, en un intento de rendir su particular homenaje a estas imágenes, la «Neural Correlate Society» ha entregado este año un premio a la mejor ilusión óptica del año y, hace apenas unas jornadas (el pasado 29 de junio, más concretamente) subió a la vencedora a YouTube, donde ya se ha hecho viral al atesorar la friolera de 200.000 visitas. Y todo ello, a pesar de que el canal encargado de darla a conocer solo suma 5.000 usuarios suscritos.

Tal y como ha desvelado esta organización (la cual ya dio el segundo premio al japonés Kokichi Sugihara hace aproximadamente una semana), el título de la mejor ilusión óptica del año se lo ha llevado la creada por los científicos estadounidenses Mathew Harrison y Gideon Caplovitz, ambos dedicados al estudio de la percepción por parte del cerebro de las imágenes en la Universidad de Nevada.

El trabajo, disponible ahora en YouTube, ha sido denominado «Integración de Movimiento Desatada: Nuevos Trucos Para un Perro Viejo». Pero… ¿En qué consiste? Tal y como han desvelado varios diarios internacionales, su ilusión óptica demuestra que es posible hacer creer al cerebro que una serie de pequeños círculos difusos que permanecen quietos en la pantalla están realmente en movimiento. 

El vídeo, concretamente, empieza mostrando la diferencia entre varios círculos. Uno de ellos, en movimiento y otros, por el contrario, quietos. Hasta este punto todo parece ir bien. Los siguientes ejemplos no dejan lugar a dudas y hacen pensar que será imposible que tu cerebro te juegue una mala pasada. Sin embargo, todo cambia cuando llegan los cuadrados. ¡Diablos! ¿Se mueven o no? Pues, aunque no te lo creas y te parezca imposible, no.