Exponen en Bolivia los versos y dibujos del poeta Jaime Saenz

A 30 años de su muerte, la Fundación Patiño de Bolivia muestra sus objetos personales al público de La Paz.

Una exposición de las obras y objetos personales del poeta boliviano Jaime Saenz celebra los 30 años de su fallecimiento en La Paz, un 16 de agosto de 1986, informaron hoy organizadores de la muestra.

Poemarios, dibujos y 30 de 120 ilustraciones hechas por el poeta durante toda su vida son presentados en la exposición, informa Gisela Morales, responsable del archivo del poeta.

«En la exposición gráfica, dividida en cuatro secciones, destacan las calaveras y los autorretratos inéditos que reflejan el proceso de interiorización y autoconocimiento del autor», agregó Morales.

Saenz tuvo una existencia muy dura y es a través de las ilustraciones que el artista intenta explicar su experiencia durante el viaje transitorio que es la vida.

En cuanto al ámbito literario, el autor de «El escalpelo» (1955), «Muerte por el tacto» (1957), «Visitante profundo» (1963), «El frío» (1967), destaca por hacer creado un «lenguaje universal», sus obras fueron traducidas al francés, alemán e italiano.

La muerte, la vida, el dolor, el amor y el acoholismo son temas que representan el eje central de la obra de Saenz. «Jaime dejó un legado filosófico que se plasma en la profundización de temas existenciales, pero sobre todo en la reflexión y cuestionamiento sobre quienes somos».

La exposición comenzó esta semana en un salón de la Fundación Patiño en Bolivia y se mantendrá durante dos semanas. Marcado por una cruda experiencia familiar, Jaime Saenz hizo de sus versos un espejismo de sus vivencias. Fue un poeta, un metafísico, un romántico y un visionario. 

Representante de un dualismo que osciló entre el intimismo y la poesía comunicativa, característica muy presente en la poesía latinoamerica. Saenz cultivó la lectura del existencialista Heidegger, el filósofo alemán Friedich Hegel y se entregó a las composiciones de músicos como Wagner, Bruckner y Richard Strauss. 
La capital de Bolivia fue el permanente trasfondo de su obra. Según expertos, tanto la vida de este poeta como su obra marcaron profundamente el espacio cultural boliviano de este siglo.