Cada año, se consumen aproximadamente 29,200 toneladas de antibióticos; y el 29% de esta cantidad termina contaminando los ríos del mundo, según un estudio realizado por científicos de Canadá y Estados Unidos.
Este fenómeno ocurre porque los antibióticos no se metabolizan completamente en el cuerpo humano; lo que lleva a que una parte se excreta y llega a las aguas residuales. Aunque las plantas de tratamiento intentan purificar el agua; su eficacia no siempre es suficiente.
El estudio, dirigido por Heloisa Ehalt Macedo de la Universidad McGill; señala que esta contaminación, aunque de baja concentración, puede tener efectos graves a largo plazo.
Los antibióticos en los ríos alteran las comunidades microbianas acuáticas, y favorecen la aparición de bacterias resistentes a los antibióticos; lo que supone una amenaza significativa para la salud humana.

Un riesgo global para la salud y el medio ambiente
La resistencia a los antibióticos (RAM) es un desafío global; y la OMS advierte que podría convertirse en la principal causa de muerte para 2050 si no se toman medidas urgentes.
El estudio también revela que 750 millones de personas viven cerca de ríos contaminados por antibióticos; lo que pone en riesgo su salud, especialmente si consumen el agua sin tratamiento adecuado.
Además, el consumo de antibióticos ha aumentado un 65% a nivel global entre 2000 y 2015; siendo aún mayor en países de bajos ingresos.
Los ríos afectados superan los umbrales de riesgo ecológico; lo que pone en peligro la biodiversidad y la calidad del agua.
Los expertos sugieren un uso responsable de los antibióticos; mejorar el tratamiento de aguas residuales y fortalecer las regulaciones en el uso de estos medicamentos.