12 de diciembre: Día Mundial de la Disfagia

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El 12 de diciembre se celebra el Día Mundial de la Disfagia. El objetivo esencial de esta fecha es dar a conocer un trastorno que afecta a un porcentaje importante de la población, y que consiste en la dificultad para tragar la comida y las sustancias líquidas de manera natural y que por lo tanto, necesita de la atención inmediata de un especialista.

¿Qué se entiende por disfagia?

La disfagia es una patología que dificulta la deglución de los alimentos e inclusive de ingerir sustancias líquidas debido a un daño o alteración de orden neurológico que afecta de forma directa la cavidad oral, incluyendo la región faríngea, la laringe y el esófago.

Esto viene acompañado de una serie de sintomatologías como dolor al tragar los alimentos, problemas respiratorios y lo más grave aún, presencia de desnutrición. Tampoco se puede dejar de lado los trastornos emocionales que sufre el paciente, que lo llevan al aislamiento y problemas de sociabilización.

 

¿Por qué se produce la disfagia?

La disfagia puede deberse a diversas causas, una de ellas, es la llamada acalasia, la cual provoca que el esfínter no logre relajarse y no deja que los alimentos lleguen al estómago y que, en su lugar, suban de nuevo a la garganta.

Otro de los motivos que desencadenan el problema, es cuando el esófago, por falta de coordinación, se contrae varias veces de manera involuntaria. También la presencia de algún tipo de tumoración en esta región puede provocar la disfagia.

La disfagia puede ser un padecimiento que se observa con más frecuencia en personas mayores y esto es debido a una deglución de los alimentos demasiados grandes que no pueden pasar directamente al estómago y quedan atrapados en la región del esófago o la garganta.

La disfagia asociada al COVID-19

Debido a la presencia del COVID-19 en todo el mundo, miles de personas se han visto afectadas por las secuelas graves que deja este virus en el organismo. Se cree que esto tiene mucho que ver con el proceso de intubación orotraqueal, por el cual tienen que pasar los pacientes para recibir la alimentación y el debido tratamiento mientras están ingresados en los distintos hospitales y centros asistenciales.

Una intubación prolongada, donde los pulmones no están funcionando al cien por cien y donde inevitablemente el paciente pierde mucha masa corporal y algunas complicaciones de orden neurológico, pueden desencadenar una disfagia.

Una vez que el virus se instala en el cuerpo, puede causar daños a nivel cerebral, en la región central y periférica encargada de la deglución. Todo esto se maneja desde las estructuras neurológicas ubicadas en el cerebro, que le dan órdenes a nervios y músculos, pero si el COVID-19 ha provocado alteraciones, estas funciones se verán afectadas y entonces, el resultado final será la presencia de la disfagia.

Cabe destacar, que una vez que el paciente a pasado la peor etapa del COVID-19, será necesario un debido control y así evitar que los problemas de deglución se acentúen, trayendo otras consecuencias, además de vigilar la debida alimentación que favorezca una mejoría en la nutrición y por ende, en la recuperación de la salud.

Síntomas de la disfagia

Algunos síntomas asociados a esta patología pueden ser los siguientes:

  • Molestia o dolor al momento de ingerir los alimentos.
  • Una sensación de que los alimentos no bajan hacia la zona del esófago y quedan atapados en la garganta y en el pecho.
  • Presencia de voz ronca.
  • Se puede presentar lo que se conoce con el nombre de regurgitación, que es el retorno de los alimentos a la cavidad bucal.
  • Acidez estomacal.
  • Puede haber presencia de toz.
  • Pérdida de peso de forma repentina.