¿Sabes cuál es el verdadero origen del Día de los Reyes Magos?

reyes magos

¿Sabías que millones de personas alrededor del mundo esperan sus regalos de Navidad el día 6 de enero? Es el día que se celebra la tradición de los Reyes Magos.

Esta efeméride es muy importante en la tradición latina y conmemora la travesía de tres magos de Oriente que llegaron hasta Belén siguiendo a su inspiración y guiados por una estrella: buscaban al Rey de Reyes para adorarlo y esperando encontrarle en un palacio, terminaron hallándole en un mísero pesebre. Sólo se mencionan en el Evangelio de San Mateo.

Según Herodoto, los magos eran originalmente una tribu meda que se convirtió en casta sacerdotal de los persas. Practicaban adivinación, medicina y astrología. Fue hasta el siglo III que se estableció que esos personajes en particular podrían ser reyes, ya que durante los tres primeros siglos tras el nacimiento de Jesús, se deducía tan solo que eran personas pudientes por la forma en los que los representaban las iconografías y los regalos que portaban, oro, incienso y mirra, que tienen también un gran significado simbólico.

También durante ese mismo siglo se estableció que eran tres reyes magos, porque hasta entonces había dibujos con dos, tres y hasta cuatro. Sus nombres los encontramos por primera vez en un mosaico del siglo sexto: Melchor, Gaspar y Baltasar. Muchos siglos después, los tres reyes magos fueron representados encarnando tres orígenes, Melchor a los europeos, Gaspar a los asiáticos y Baltasar a los africanos.

La noche previa al seis de enero, los niños y los no tan niños, se acuestan esperando encontrar sus regalos la mañana siguiente, o bien junto a su zapato o bajo el árbol de Navidad. También dejan galletas o algo de comida como premio para los camellos que transportan sus juguetes.

Según la tradición, los restos de Melchor, Gaspar y Baltasar reposan en la catedral de Colonia desde el año 1.164 y fueron donados por el emperador Federico Barbarroja. Al parecer fue la madre del emperador Constantino quien rescató sus reliquias en la ciudad de Saba, los trasladaron a Estambul y después a Milán hasta el siglo XII, cuando el emperador alemán dio con ellos en el saqueo del norte de Italia.