¿Sabes la historia de los 3 monos de WhatsApp? esta es la leyenda

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Los emojis que usamos a la hora de chatear en Whatsapp y demás redes sociales parecen ser simples dibujos que facilitan nuestra comunicación, pero algunos de ellos tienen significados diferentes a los que percibimos a simple vista o bien, tienen una historia más profunda.

Ese es el caso de los tres monitos que se cubren ojos, boca y orejas. En realidad estos curiosos changos con gestos peculiares tienen su origen en una reflexiva leyenda japonesa que tiene como fundamento la religión sintoísta.

Las primeras esculturas de estos monos datan del siglo XIV y se encuentran en el santuario de Toshogu ubicado en Nikk?, Japón.

Los llamados "tres monos sabios" o "tres monos místicos" llevan los nombres de Mizaru (no ver), Kikazaru (no oír) e Iwazaru (no decir). Tanto el templo como la proyección de estos monos están dedicados al antiguo gobernante shogun Tokugawa Ieyasu, ampliamente recordado en la cultura oriental por su sabiduría y honorabilidad.

Algunas leyendas sostienen que Tokugawa tenía una gran devoción por los monos y que llegó a tener tres consejeros reales que pertenecían a esta especie. Presuntamente, sus peculiares asesores siempre le recomendaron que para las relaciones con otros gobernantes de la época nunca viera el mal, nunca escuchara el mal y nunca hablara el mal.

Con el tiempo la leyenda de los tres monos consejeros de Tokugawa se integró a varios códigos morales y religiosos. La historia de sus recomendaciones pronto llegó a traspasarse a otros lugares de Oriente y a otras religiones además del sintoísmo.

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En Occidente conocemos a los tres monos porque además de estar presentes en nuestros chats, suelen figurar en esculturas y adornos populares más por su graciosa apariencia que por su filosofía. Muchos historiadores sostienen que la historia de los tres monos nos fue "traducida" mediante las enseñanzas de Sócrates.

De acuerdo con la historia griega, Sócrates tenía un método infalible para no caer en habladurías y chismes populares con tres principios muy parecidos a los que predicaban los monos:

Verdad: ¿Se examinó con detenimiento si aquello que queremos decir es verdadero?
Bondad: ¿Lo que queremos decir va a servirle a alguien para su bienestar?
Necesidad: ¿Es realmente imprescindible contar esa anécdota?
Es difícil pensar en una situación cotidiana en la que los tres monitos que conocemos acompañen al pie de la letra su intención filosófica y noble, pero al menos están ahí para recordarnos valiosas lecciones que pueden evitarnos muchos problemas, ¿no lo crees?