La inesperada declaración del ex guardaespaldas de la princesa Diana

imprudencia de seguridad

"Puedo decir con certeza, a partir de décadas de experiencia policial, que la muerte de Diana no fue un asesinato, pero sí fue un accidente terrible que debería haberse evitado". Así resumió Ken Wharfe lo sucedido la noche del 31 de agosto de 1997 en París, en la que murió la princesa de Gales Diana junto a su pareja el magnate egipcio Dodi al Fayed.

El hombre que custodió a la casa real británica durante seis años señaló que aquella noche el multimillonario tuvo "un comportamiento errático" y aseguró que "los errores de sus guardaespaldas" fueron vitales para el trágico desenlace final.

"El primer error fue usar un guardaespaldas contratado por la familia Fayed, que era incapaz de decir 'no' a sus empleadores", indicó Wharfe, en alusión a Trevor Rees-Jones, a quien se le asignó la custodia de Diana por algunas semanas.

Después de un día de idas y vueltas en la capital francesa, en el que la pareja intentaba escapar de los paparazzis, la jornada terminaba con una cena en el hotel Ritz, propiedad de Al Fayed. Pero el magnate ordenó a su cuerpo de seguridad trasladarlos a su departamento en los Campos Elíseos.

Wharfe sostuvo que esa decisión fue "un error fatal". El magnate decretó que su habitual chofer Philippe Dourneau condujera la camioneta Range Rover como señuelo, y la pareja se trasladara en un Mercedes, conducido por Henri Paul.

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Rees-Jones y Kes Wingfield, otro guardaespaldas, trataron de persuadir a Dodi de que desistiera de esa idea, pero éste hizo caso omiso a la recomendación de su equipo de seguridad. "Los guardaespaldas carecían de experiencia y autoridad", indicó Wharfe.

"Así fue como la princesa se subió a un coche con un conductor que, sabía el equipo de seguridad, había estado bebiendo todo el día. Otro de los guardaespaldas de Fayed había notado el olor a alcohol en el almuerzo", agregó.

El siguiente "error fatal" de Al Fayed, según el ex agente de seguridad de la casa real británica, fue haber ordenado a Henri Paul que condujera a alta velocidad. "Rees-Jones debió haber revocado eso. Un oficial de protección de la policía no habría dudado en anular los deseos de Dodi", aseguró Wharfe.

El guardaespaldas fustigó que Rees-Jones era un ex soldado que "nunca había recibido la formación necesaria para proteger a un miembro de la familia real". "Cuando escuchó por primera vez que había sido nombrado por la familia Fayed para proteger a Diana en Francia, podría haber contactado informalmente a Scotland Yard para una reunión informativa".

Wharfe además criticó que Rees-Jones siempre se jactó de ser un buen guardaespaldas para pelear. "Pero la función principal de un oficial de protección es el uso de la inteligencia, sus contactos y sus instintos, evitando la confrontación".

De esta manera, el ex agente de seguridad de la casa real volvió a rechazar las teorías conspirativas que denunció el padre de Dodi al acusar a la familia real británica de asesinar al magnate y Diana, para que ésta no se casara con un musulmán.