Google presenta mapa que mide la contaminación en el aire

El primer mapa digital de Google Street View, que mide los contaminantes responsables de la polución del aire, ya está disponible.

Desde hace varios años, los carros de Google Street View ruedan por el mundo para fotografiar aquellos lugares donde la contaminación por dióxido de nitrógeno, carbón negro óxido, nítrico y el hollín hacen de las suyas.

Cada vehículo está equipado de un sensor que mide la polución y mapea los sitios más contaminados de las ciudades y, a partir de estos datos, propone al usuario rutas más saludables. 

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Las conclusiones del experimento, realizado en primera fase en la ciudad de Oakland, California (Estados Unidos), revelaron que en las intersecciones y en los cruces los niveles de contaminación son más elevados y nocivos, entre cinco y ocho veces más altos comparado con las calles cercanas.

El proyecto fue lanzado en 2015 y sólo ahora publicaron el primer prototipo de este mapa en línea que a través de colores muestra los hot spots (puntos calientes) de polución.

Hasta la fecha, los carros de Google ya han registrado los niveles de contaminación de 22.000 kilómetros en Estados Unidos.

 

Desarrollan tejidos humanos a partir de impresión 3D

Huesos y cartílagos artificiales podrán integrarse en el cuerpo, dentro de los cuáles vivirán las células extraidas previamente del paciente. Esta investigación fue realizada en España.

La creación de tejidos humanos -huesos y cartílagos- mediante la impresión 3D permitirá en el futuro sustituir las prótesis metálicas por un sistema integrado en el cuerpo, según una investigación desarrollada por una joven ingeniera entre la Universidad Complutense de Madrid y el CSIC.

La ingeniera, Nieves Cubo, de 25 años, lleva a cabo este trabajo conjuntamente desde la Facultad de Farmacia de la Complutense y el Instituto de Ciencia y Tecnología de Polímeros del Consejo Superior de Investigaciones Científicas. “Lo que buscamos -ha declarado a Efe- es obtener nuevos materiales que se puedan utilizar en impresión 3D, que permitan hacer un desarrollo completamente personalizado, a medida y accesible”.

Con estos materiales, ha explicado la investigadora, “generamos unos soportes donde van a vivir las células que extraigamos del paciente para crear un entorno en el que estas células pueden desarrollarse al estar en circunstancias similares a las del cuerpo humano”.

La investigadora imprime cuadrículas de policaprolactona con una Witbox 2 de la empresa tecnológica española BQ, que le ha asesorado técnicamente durante el proceso, luego “inyecta” las células en estas cuadrículas y, cuando las células se comen el material, forman hueso o cartílago, en función del tipo de células que sean.