“Quisiera pedirle perdón a doña Kelly, a Oswaldo, porque no era a lo que quería llegar yo”, fue la frase con la que Ángel Ramón Barrera García pidió perdón a la familia de Hillary Pérez Molina. Lo hizo con lágrimas en los ojos, suplicando la absolución por lo sucedido aquella mañana fatídica del 23 de marzo, en la comarca Pochocuape, del distrito III de Managua.
A las 9:00 a.m. estaba previsto que iniciara el juicio contra este joven acusado de femicidio tras quitarle la vida a su expareja. Sin embargo, decidió aceptar su responsabilidad y afrontar las consecuencias de sus actos.
La admisión de hechos fue dada a conocer por el abogado defensor al juez, quien al iniciar la audiencia en Managua realizó el control de legalidad al acusado. Hizo las preguntas reglamentarias para aceptar la admisión y, ante las respuestas afirmativas del procesado; lo declaró culpable, canceló de forma anticipada el juicio y procedió de inmediato al debate de pena.
Ya en esta etapa procesal, el fiscal del Ministerio Público solicitó la pena de 30 años de prisión; y la defensa pidió la misma cantidad de años.

Femicidio en Pochocuape, Managua
En la sentencia que emitirá el titular del Juzgado Cuarto Distrito Especializado en Violencia, en Managua, se dará a conocer el tiempo que este sujeto permanecerá en el sistema penitenciario de Tipitapa.
Sin embargo, dicho tiempo no será suficiente para que la familia olvide esta situación por la que ahora está atravesando; más aún considerando que hay un infante de apenas un año que ha quedado en la orfandad, con su madre muerta y su padre en prisión.
El día de los hechos, se suponía que el femicida debía entregarle a su víctima (y expareja) el niño que tenían en común; pero, con engaños, la hizo llegar a un lugar donde solamente estaba él; y tras una discusión, la golpeó y estranguló hasta acabar con su vida.
