Ante la histórica sentencia de La Haya: ¿servilismo y cobardía o dignidad?

Ante la histórica sentencia de La Haya: ¿servilismo y cobardía o dignidad?
Foto: Ante la histórica sentencia de La Haya: ¿servilismo y cobardía o dignidad?

Por: Herman Van de Velde

En el “Libro Blanco, expediente de las agresiones estadounidenses a la soberanía nicaragüense”, se demuestra que Nicaragua ha sido objeto del uso de la fuerza interventora de parte de Estados Unidos, desde su independencia, como Estado Soberano.

Hoy en día, bajo la conducción del Comandante Daniel y la Compañera Rosario, nuestra soberanía sigue siendo prioridad ante las amenazas que sigue emanando EEUU a través de sus sanciones y pronunciamientos de organismos títeres, como es el caso de la OEA, organismo que ha perdido toda credibilidad a partir de sus actuaciones en América Latina. Solo basta con mencionar una barbaridad (entre tantas que permanentemente cometen): el apoyo que le dieron al golpe de estado en Bolivia. La OEA, definitivamente, es una vergüenza para Nuestramérica. Nos alegra que ya hay más y más países que van construyendo conciencia de su necesaria desaparición y/o sustitución por un organismo que realmente vela por los intereses de nuestros pueblos.

Este 27 de junio, conmemoramos nuevamente un aniversario más de la histórica fecha en que la Corte Internacional de Justicia de La Haya (CIJ) condenó a EEUU y planteó, en sentencia firme, que EEUU tenía (¡y tiene!) la obligación legal de reparar económicamente a Nicaragua por todos los daños causados durante la guerra que nos impusieron en los años ’80.

Aunque la sentencia de la CIJ se dio el 27 de junio del 1986, hace 37 años, esto no implica que ya no sea vigente. Más bien diría que está más vigente que nunca, considerando, no solo las consecuencias aún sentidas a la fecha de hoy, sino también la actitud hostil de EEUU y sus lacayos, el día de hoy, hacia nuestra Nicaragua soberana y digna.

Entre las consecuencias que aún se sienten el día de hoy, están por ejemplo el sufrimiento de las personas lisiadas como resultado de la guerra impuesta por EEUU, tanto de nuestro ejército como de parte de las fuerzas contrarrevolucionarias en ese entonces. El INSS, solidariamente, sigue asumiendo las pensiones a las que tienen derecho.

EEUU está obligado a indemnizar a Nicaragua. Y yo diría no solo por la agresión brutal a nuestro pueblo en los años ’80, sino por todo lo que ha implicado y sigue significando su intervención injustificada militar, económica, política y social, incluso hasta el día de hoy.

Como ejemplo: no ha habido elección en Nicaragua sin que el imperialismo yanqui ha intervenido directa e indirectamente en ella. Esto lo sabe todo el pueblo.

Convencido de que la política de EEUU en los años ’80 constituía una violación a las normas y principios más fundamentales del derecho internacional, Nicaragua, el 9 de abril de 1984, puso su demanda en la Corte Internacional de Justicia de la Haya, planteando: “Los Estados Unidos de América hacen uso de la fuerza militar contra Nicaragua e intervienen en sus asuntos internos en violación de su soberanía, de su integridad territorial y de su independencia política, así como de los principios más fundamentales y más universalmente reconocidos del Derecho Internacional.” (Zamora A., 1991)

Hoy en día, Nicaragua sigue reclamando justicia y el cumplimiento de aquella sentencia histórica. Sin embargo, no solo eso, sino también que EEUU deje de intervenir en nuestros asuntos internos, que EEUU nos deje vivir en Paz, que EEUU deje de intervenir en los asuntos internos de nuestros países en general, que EEUU se ocupe de su propio contexto político social y económico, caracterizado como problemático con tanta violencia, pobreza creciente y exclusión.

Los pueblos de América Latina y el mundo tenemos el derecho a definir la sociedad que pretendemos, a elegir libremente el gobierno que nos merecemos.

Nicaragua es y será siempre un país soberano, guste o no guste a EEUU y a sus lacayos de Canadá y de la Unión Europea. Tenemos el derecho y la obligación a demandar que EEUU cumpla con la sentencia de la CIJ del 1986, actualizando al día de hoy los montos establecidos. Nuestro pueblo siempre defenderá la soberanía de nuestra Patria y seguirá en la lucha por conseguir una segunda y definitiva independencia a través del proceso de decolonización, tan importante y necesario, no solo en Nicaragua sino en toda Nuestramérica.

La gran y nefasta campaña de desinformación sobre la situación en Nicaragua, desde antes del golpe frustrado del 2018, es, hoy en día, una de las expresiones más claras del intervencionismo imperial, tanto de EEUU como desde Europa.

EEUU, al no cumplir la sentencia y al seguir interviniendo directamente en los asuntos internos de Nicaragua y de nuestros países en general, muestra una actitud cobarde y todo aquel y toda aquella que le hace el juego al imperialismo yanqui no nos queda otra alternativa que definirlo como una actitud servil, así fue en los años ’80 y así es el día de hoy. De allí el título de este artículo de opinión: Ante la histórica sentencia de La Haya: ¿servilismo y cobardía o dignidad?

Hacemos más bien un llamado a la gente solidaria y de buena voluntad que analicen a fondo las grandes mentiras divulgadas por las/os enemigas/os de nuestra Revolución Popular Sandinista. Quienes se prestan a creer y divulgar estas mentiras se arrodillan frente al imperio yanqui, el cual, tanto en los años ’80, como hoy en día, tratarán de evitar que países como Nicaragua, soberana y digna, se levante con orgullo, construyendo calidad de Vida para todas/os, restituyendo sus derechos humanos fundamentales.

En esta fecha histórica de la sentencia de la Corte Internacional de Justicia de La Haya, condenamos enérgicamente todo tipo de bloqueo de EEUU y la Unión Europea hacia nuestros países y nos solidarizamos profundamente con nuestras/os compañeras/os de Cuba y de la República Bolivariana de Venezuela.

Desde Nicaragua seguiremos luchando por el cumplimiento de esta sentencia del 27 de junio 1986. Desde Nicaragua seguiremos comprometidas/os en las actividades que nos corresponden, aportando un granito de maíz en la construcción de calidad de Vida para nuestro pueblo.