Cielo de Managua cubierto por el Polvo del Sahara

ambiente opaco

El ambiente opaco que se ha percibido en la capital de Nicaragua en los últimos días, es producto del conocido Polvo del Sahara, un fenómeno que se repite cada año.

Proviene desde África y para llegar hasta el territorio nicaragüense realiza un recorrido de al menos 7 mil kilómetros.

Cabe mencionar que el Instituto Nicaragüense de Estudios Territoriales (INETER) a inicios de esta semana enfatizó en que se está llevando a cabo una vigilancia continua de las precipitaciones, pues, por la naturaleza de este fenómeno, se espera que disminuyan las formaciones de lluvia y altere un poco las temperaturas máximas dentro del territorio nacional.

 

 

A pesar de la alta concentración de partículas de polvo, para los capitalinos es difícil de percibir al respirar, aunque se recomienda el uso de mascarillas, porque no se descarta que dicho fenómeno traiga consigo alguna bacteria o virus. 

Una de las más densas manifestaciones

Dicho polvo llega desde África a cubrir territorios hasta el norte de Sudamérica, Centroamérica y la costa del golfo de Estados Unidos.

Aunque este fenómeno puede darse varias ocasiones en el año, se considera que esta es una de las más densas en los últimos 50 años.

 

De acuerdo con la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA, por sus siglas en inglés), por año son 10 millones de toneladas de Polvo del Sahara que incluso en ocasiones ha logrado llegar al Río Amazonas.

Varios países del área ya han reportado la presencia de Polvo del Sahara y usuarios de redes sociales han compartido algunas imágenes de paisajes cambiados por la nube o de uno de los espectáculos más interesantes que produce: intensos colores en los amaneceres y atardeceres.

Esta masa de aire seco y cargado de partículas de arena se forma sobre el desierto del Sahara al final de la primavera, el verano y principios del otoño y generalmente se mueve hacia el oeste sobre el océano Atlántico tropical cada tres o cinco días.

Cuando ocurre, suele ser de corta duración: no dura más de una semana, pero la presencia de vientos alisios en ciertas épocas del año la hace más propensa a que pueda cruzar el Atlántico y recorrer más de 10.000 kilómetros.