El pueblo trabajador resistió el intento fallido de Golpe de Estado

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Javier Mejía es un pequeño comerciante de Managua, él en ningún momento le hizo caso a los llamados de paro de abril 2018 que hizo la cúpula de la empresa privada, COSEP, porque manifiesta que esos grandes empresarios no le darían de comer. 

Al igual que él, miles de pequeños y medianos empresarios no cerraron sus puertas cuando se originó el intento fallido de Golpe de Estado en Nicaragua.

"Yo tengo que trabajar para poder comer, en abril no cerré, pasé trabajando, con todos los que vinimos a trabajar. Usted sabe que hay que trabajar diario, porque usted sabe que el COSEP no le van a dar de comer a uno, los golpistas peor, esos son los que tienen en desgracia al país", destacó este comerciante del Mercado Oriental.

Insistió que quienes desean destruir el país fueron unos pocos, pero que no lo pudieron logar, porque la inmensa mayoría no les colaboró.

La Cámara Nicaragüense de la Pequeña y Mediana Empresa, CONIMIPYME, reporta que hay más de 300 mil microempresarios que son el sostén económico del país y todos ellos abrieron sus puertas el año pasado.

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Leonardo Torres, Presidente de esa organización gremial, es del criterio que a pesar que se afectó a sus miembros, todos, con fuerza, apostaron por seguir con el crecimiento que se habían planteado en el 2018.

"CONIMIPYME nos mantuvimos allí al pie del cañón, fortaleciendo la economía de este país, la pequeña y mediana producción, garantizando el abastecimiento para el pueblo de Nicaraguatranques, fluían los recursos para los mercados para que el desabastecimiento no sea mayor", explica.

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Hay otros pequeños negocios que abrieron sus puertas para vender sus productos, a pesar de los tranques de la muerte y de las amenazas que recibían. 

"Los empresarios tienen sus canastos de riales, donde pueden ir agarrarlo, pero nosotros los comerciantes pequeños tenemos que llevar el sustento del pan a nuestras familias todos los días", reprochó Carlos Caldera, comerciante del Mercado Oriental.

Un pueblo trabajador

Ese episodio malévolo de quienes intentaron destruir el país, por ambiciones políticas, no pudo más que la voluntad de un pueblo que avanza con paso firme.

"Nosotros apostamos que no era conveniente un paro de labores, dijimos que nosotros los pequeños y medianos empresarios no estábamos en capacidad de un paro, porque eso significaba destruir la economía, y hoy en día la gran empresa lo entendió. Y ahora no hablan de ese tema, porque saben que lesionarían aún más sus operaciones y sus negocios", recordó Leonardo Torres.

Torres lamenta lo que apostó el gran empresariado que a través de Michael Healy, Presidente de UPANIC, textualmente dijera: "pero ese es el costo que vamos a pagar los nicaragüenses".

Torres dijo que esas expresiones se han vuelto en contra de ellos, "¿porque ahora si son importante verdad?", se pregunta.

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Además de los tranques de la muerte, los delincuentes haciéndose pasar por estudiantes universitarios, comenzaron a saquear los comercios y uno de ellos que le habían echado el ojo era una farmacia que está ubicada en Linda Vista, en esos días su propietario se armó de valor y con arma en la mano pasó todo el dia defendiendo su negocio.

"La gente andaba endiablada, eso que había en la calle, era el diablo que andaba metido en toditas esas personas. Las miradas de las personas que venían aquí era de gente mala; eran capaz de matar, eran capaz de robar y de hacer cualquier cosa. Nos estábamos matando nosotros mismos, por una mentira que habían plantado y que habían engañado a la gente y la gente se dejó carretear (engañar), al punto de matarnos unos a otros", manifestó Igor Guerra, propietario de la Farmacia Espíritu Santo ubicada en Linda Vista, Managua.

Dijo que esa fue una mala experiencia al ver que grandes camionetas llegaban a robar a los supermercados y también robaban a todos aquellos que tenían su negocio pequeño.

Hoy, su negocio, sigue adelante, al igual que muchos del país, que ayudan al crecimiento de Nicaragua.

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