El Trap, ¿un latido genuino de la calle o música basura?

Antes de empezar, es preciso señalar dos cuestiones: No estamos ni a favor, ni en contra del trap.

La presente reflexión no tiene ninguna intención de sentar ningún tipo de cátedra. Siendo su único fin el de ser un sencillo aporte al necesario debate individual y colectivo sobre este género musical por el que principalmente los jóvenes nos sentimos atraídos con mayor o menor pasión; y la segunda es que la que escribe no es inocente y es justo hacerlo ver, pues lleva varios años muy interesada por el reggae (y ahora también por el trap español) y busca que la cultura sea un instrumento de cambio. Dicho esto, procedamos (Escúchese los redobles):

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TRAP‘ fue el nombre que se le dio a la mezcla de sonidos derivados del hip hop y la electrónica. Nació a finales de los 90 en el sur de Estados Unidos, concretamente en Atlanta. Se diferencia de otros géneros por su ritmo, arreglos electrónicos densos y sombríos. Ha tomado gran fuerza en Latinoamérica hace sólo tres años. 

‘‘El trap es todo un caso‘‘ diría mi papa. Empieza desde la manera de vestir hasta la de cantar ¿Porqué? Bien, el famoso estilista y director creativo Pablo López, quien ha vestido a diversos cantantes, fue entrevistado por un diario sobre esta nueva moda, a lo que el respondió: "Yo lo que creo es que hay una etiqueta trap que intenta englobar de repente todo lo urbano, desde el rap, el look deportivo que se ha llevado siempre en los suburbios de cada país, hasta cualquier otra cosa que esté asociada a juventud y calle, en un contexto social determinado por las drogas y la música como vía de escape‘‘ 

SUAVE, SUAVE… ¿Drogas?, ¿juventud y calle? Me recuerda a esta parte que canta Anuel AA (que por cierto está preso por portar armas ilegalmente): 

‘‘Mámame el bicho bebé en mi cuello tengo 15 mil  
Yo te pongo tus piernas en mis hombros chingamos y enrolo puré  
Fumando puré tú me mamas el bicho y te exploto la boca a la vez‘‘

 

O a ésta de Bad Bunny:

‘‘Lo prendo y me pierdo en el humo 
Y floto cada vez que fumo 
Casuleando voy en la nave, nave 
No corro por la de nadie, nadie 
No confió en nadie, nadie 
Porque aquí no se sabe, sabe 
Quien es quien‘‘ 

 

O a ésta de… No, ¡ya demasiado bacanal!

En nuestra amada y preciosa Nicaragua éstas canciones se escuchan a cada rato, algunas veces nos aprendemos las canciones no porque nos gusten, sino porque son demasiado sonadas en las radios, canales musicales, incluso por la calle. 

Una vez fui a un restaurante nacional con un amigo y casualmente le estaban celebrando el cumpleaños a una niña, no podía escuchar muy bien la música porque el salón donde estaban reunidos era privado, además no era algo a lo que le prestaba atención. Mi curiosidad empieza cuando escucho un ritmo familiar y veo a todos los niños bailando (El salón lo dividía un vidrio así que podía ver a los niños inspirados) la cosa es que cuando la mesera abre la puerta para ir a dejar unos vasos y platos, escucho a los niños en una sola cantando: ‘‘YO QUIERO DARTE, DARTE DURO COMO EEEHHH‘‘

En las letras no encontramos nada demasiado alentador, ya que tienden a reproducirse mensajes que animan a los jóvenes a encontrar respuestas menores a problemas sociales de mayor envergadura, a plantear la necesidad de conseguir dinero como sea como única vía para ser feliz, a seguir manteniendo el machismo como un eje común en la relación entre las personas, a un disfrute de lo inmediato a través del relajo y las drogas, y a la valoración de lo estético por encima de lo reflexivo.

El trap ha sido vetado en varias emisores latinoamericanas por considerar que hace apología al crimen, al consumo de drogas y a la violencia de género. Pero… si nos ponemos a escuchar con atención unas de las tantas canciones que pegaban hace unos 15 años como ‘‘P.I.M.P‘‘ de 50 Cent nos encontramos con letras como éstas:

‘‘I ain't that nigga trying to holla cause I want some head
I'm that nigga trying to holla cause I want some bread
I could care less how she perform when she in the bed
Bitch, hit that track, catch a date, and come and pay the kid
‘‘

 

En español, el asunto va como que:

"No soy el negro  que intenta tenerla porque
quiero volteármela. 
Soy que el negro que intenta tenerla por un poco de pan. 
No podría importarme menos cómo 
ella se comporta en la cama. 
Perra, ve a la calle, 
consigue una cita, 
y ven a pagarle al niño" 

Y entonces, ¿en qué quedamos? nadie se quejaba de esa despectiva lírica, ¿será porque no sabían la traducción o porque no existían las redes sociales?

El problema de querer censurar canciones como ‘‘Ella y Yo‘‘ de Farruko junto a otros artistas como el antes mencionado Anuel AA o Bryan Myers, es que seria necesario también eliminar muchas otras canciones que atraviesan generos tan diversos como el pop, rock , heavy metal, tango, ranchera, norteña hasta los boleros. ¡Sí! La mayoría de géneros salen bailando (aunque sea en menor medida).

Dicho todo esto, ¿será más fácil criticar al reggaetón o Trap, que ir a la raíz cultural del problema? ¿No será que simplemente este género urbano está más apegado a una realidad latente del sentir de la calle? Estamos conscientes que sus letras no son adecuadas pero a la vez se reconoce que saben llegar a un amplio segmento de la juventud.