La BBC enfrenta una crisis ética e institucional tras la publicación de una carta abierta firmada por más de 100 empleados actuales y respaldada por 300 profesionales del ámbito audiovisual y periodístico del Reino Unido.
La misiva acusa a la cadena de actuar como “una oficina de relaciones públicas del gobierno israelí”; traicionando sus principios de imparcialidad y servicio público. Dirigida al Director General Tim Davie, la carta denuncia censura editorial, presiones internas y el silenciamiento de voces críticas.
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Asimismo los firmantes sostienen que la cobertura del conflicto palestino-israelí ha sido manipulada para favorecer a Israel y deshumanizar a las víctimas palestinas. Afirman que se les exige una falsa “neutralidad” que oculta el sufrimiento palestino y limita su labor periodística.
Además, uno de los hechos más polémicos fue la cancelación del documental “Gaza: Doctors Under Attack”; retirado por «riesgo de parcialidad» pese a pasar todos los filtros editoriales.

Crisis en la BBC
Internamente, se atribuye la decisión a los comentarios de su autora, Ramita Navai, quien calificó a Israel como un “Estado canalla”. Channel 4 terminó adquiriendo el documental; lo que acrecentó las críticas.
La carta también exige la renuncia de Sir Robbie Gibb, miembro del consejo de la BBC y exjefe de comunicaciones del gobierno conservador; acusado de influir en la línea proisraelí de la cadena y de estar vinculado al Jewish Chronicle.
El malestar interno es profundo. Se denuncia un entorno de “gaslighting institucional”, una cobertura desigual comparada con la guerra en Ucrania, y un racismo anti-palestino institucionalizado.
This is devastating.
Over a hundred BBC staff have signed a letter declaring they've been forced to do PR for Israel.
Just the latest chapter in the biggest scandal of Western journalism of our time https://t.co/cgPpEZOK0U pic.twitter.com/qd2YP80Ff9
— Owen Jones (@owenjonesjourno) July 3, 2025
Por tanto, la BBC es acusada de ignorar la crisis humanitaria en Gaza, el papel del Reino Unido en la venta de armas y el consenso internacional sobre un posible genocidio.
“El periodismo occidental atraviesa su peor escándalo. El silencio no es neutralidad, es complicidad”; concluye la carta.