Ascienden a 152 las muertes probables por el ébola en la RD del Congo

Kinshasa, 21 oct (EFE).- El número de muertes probables por el brote de ébola en el noreste de la República Democrática del Congo (RDC) asciende a 152, de las que 117 dieron positivo en laboratorio, según los últimos datos del Ministerio de Sanidad congoleño.

En un informe emitido con cifras vigentes hasta el 19 de octubre las autoridades indican que el total de casos se sitúa en 235, de los que 200 están confirmados y 35 son probables.

El brote se declaró este 1 de agosto en las provincias de Kivu del Norte e Ituri, si bien el control de la epidemia se ha resentido por el rechazo de algunas comunidades a recibir tratamiento y la inseguridad en la zona, donde operan grupos armados.

La Federación Internacional la Cruz Roja (FICR) informó el pasado día 17 de que ha tomado medidas en cuatro países fronterizos con la República Democrática del Congo (Burundi, Ruanda, Sudán del Sur y Uganda) por temor a que se propague el brote de ébola.

El conflicto y la inseguridad están obstaculizando la respuesta de los trabajadores sanitarios al brote, lo que aumenta el riesgo de expansión de la enfermedad a más provincias de la RDC y países vecinos, advirtió la FICR.

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Desde el pasado 8 de agosto, cuando empezaron las vacunaciones, más de 20.200 personas han sido inoculadas, en su mayoría, en las ciudades de Mabalako, Beni, Mandima, Katwa y Butembo, de acuerdo con las últimas cifras del Ministerio de Sanidad congoleño.

Se trata del segundo brote declarado en 2018 en RDC -solo ocho días después de que el ministro congoleño de Sanidad, Oly Ilunga, proclamase el fin de la anterior epidemia, en el oeste del país- y el peor de la última década en la República Democrática del Congo.

El virus del ébola se transmite a través del contacto directo con la sangre y los fluidos corporales contaminados, provoca fiebre hemorrágica y puede llegar a alcanzar una tasa de mortalidad del 90 % si no es tratado a tiempo.

El brote más devastador a nivel global fue declarado en marzo de 2014, con casos que se remontan a diciembre de 2013 en Guinea Conakry, país del que se expandió a Sierra Leona y Liberia.

Casi dos años después, en enero de 2016, la Organización Mundial de la Salud (OMS) declaró el fin de esta epidemia, en la que murieron 11.300 personas y más de 28.500 fueron contagiadas, cifras que, según esta agencia de la ONU, podrían ser conservadoras.