Papa Francisco «Paradojas de hoy, cuando unos pocos celebran banquetes y muchos no tienen pan para vivir»

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El papa explicó en su homilía que "Belén significa 'casa del pan', y en esta casa el Señor convoca hoy a la humanidad, pues Él sabe que necesitamos alimentarnos para vivir. Pero sabe también que los alimentos del mundo no sacian el corazón".

Criticó que, sin embargo, "el hombre se convierte en ávido y voraz. Parece que el tener, el acumular cosas es para muchos el sentido de la vida".

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"Una insaciable codicia atraviesa la historia humana", lamentó Francisco durante esta misa en la que los católicos conmemoran el nacimiento de Dios.

Y citó entonces "las paradojas de hoy, cuando unos pocos celebran banquetes espléndidamente y muchos no tienen pan para vivir".

Lo que alimenta la vida no son los bienes, sino el amor; no es la voracidad, sino la caridad; no es la abundancia ostentosa, sino la sencillez que se ha de preservar

Para el pontífice argentino, "Belén es el punto de inflexión para cambiar el curso de la historia".

"El cuerpecito del Niño de Belén propone un modelo de vida nuevo: no devorar y acaparar, sino compartir y dar. Dios se hace pequeño para ser nuestro alimento. Nutriéndonos de él, Pan de Vida, podemos renacer en el amor y romper la espiral de la avidez y la codicia", argumentó.

Ante el pesebre, agregó Francisco, "comprendemos que lo que alimenta la vida no son los bienes, sino el amor; no es la voracidad, sino la caridad; no es la abundancia ostentosa, sino la sencillez que se ha de preservar".

"En Belén descubrimos que la vida de Dios corre por las venas de la humanidad. Si la acogemos, la historia cambia a partir de cada uno de nosotros", señaló.

Para Francisco "Jesús cambia el corazón" para dejar de ser "hambriento y egoísta".. "¿Necesito verdaderamente tantas cosas, tantas recetas complicadas para vivir? ¿Soy capaz de prescindir de tantos complementos superfluos, para elegir una vida más sencilla?", preguntó Francisco en esta noche de la vigilia de Navidad.

La solemne ceremonia, que desde hace varios años se celebra a las 21:30 hora italiana y no a medianoche, comenzó con el anuncio del nacimiento del Señor con la lectura del antiguo texto de las "Kalendas" y con el Papa que retiraba un velo y descubría la imagen del niño Jesús ante un trono situado en frente del altar.