Chyno Miranda ya puede bailar tras recuperar la movilidad en sus piernas

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Chyno Miranda acaba de compartir una serie de vídeos en sus Stories de Instagram en los que aparece bailando salsa mientras su esposa le anima desde detrás de la cámara. 

Sus fans saben lo importantes que resultan para él esos pocos pasos, ya que demuestran que la intensa terapia de rehabilitación a la que se está sometiendo por fin ha dado resultado.

Aunque todavía se mueve con precaución y no puede realizar grandes aspavientos, el artista lo ha celebrado por todo lo alto porque se trata de un verdadero logro después de pasar cuatro semanas en el hospital prácticamente paralizado a finales del año pasado debido a una serie de complicaciones derivadas del coronavirus, que había contraído siete meses atrás.

“Me siento feliz porque después de los dolores que he sentido y que aún siento, por fin estoy recuperando mi movilidad“, ha explicado.

Cuando los médicos le diagnosticaron una neuropatía periférica, que explicaba por qué no podía mover las piernas y sentía los músculos entumecidos, el mayor temor del intérprete fue que su carrera sobre los escenarios hubiese acabado para siempre, pero afortunadamente el pronóstico actual es que se recuperará por completo.

En una entrevista publicada por la revista People en Español, Chyno y su esposa Natasha Araos contaron que el artista se contagió del coronavirus en marzo, al inicio de la pandemia.

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Durante la enfermedad, el artista “tuvo malestares superfuertes, le bajó mucho la oxigenación”, indicó Araos. “Le dio duro, tenía muchos dolores en el cuerpo, quería estar acostado”, añadió.

Poco después de recuperarse de los síntomas típicos comenzó a sufrir problemas en las extremidades.

“Empecé a sentir molestias en los dedos de los pies, luego un hormigueo y luego empecé a sentir entumecimiento y dolores fuertes en mis piernas”, explicó el artista, y dijo que su salud siguió deteriorándose hasta que quedó paralítico.

Además de la parálisis, Chyno sufría dolorosos calambres, que según su esposa se producían cada 15 minutos.

Uno de los peores momentos de su tortura fue cuando a consecuencia de uno de esos calambres se cayó de la cama y quedó prácticamente inmóvil y debió ser hospitalizado y sometido a un intenso régimen de rehabilitación física.