Determinan que Margot Kidder de ‘Superman’, se suicidó

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La actriz Margot Kidder, la célebre Lois Lane de las cuatro películas de Superman que interpretó el actor Chistopher Reeve, falleció el pasado 13 de mayo en su casa de Montana y hasta ahora se desconocían los motivos de su muerte

La actriz, que murió a los 69 años, sufría un trastorno bipolar y unos días antes de su deceso había hablado con un programa de televisión y ella misma había dicho que estaba pasando una gripe, destacó El País

Pero ahora se ha sabido fehacientemente que la actriz se suicidó con una sobredosis de drogas, sin que se hayan ofrecido detalles del tipo de sustancias que consumió. La información la ha ofrecido el portal TMZ basándose en informes de la oficina forense del condado de Park, en el estado de Colorado en Estados Unidos.

 

Margot Kidder había vivido el éxito y la caída a los infiernos. La fama la acompañó especialmente durante los cuatro años en los que interpretó a la novia de Superman con Chistopher Reeve de compañero de reparto. El infierno lo conoció a causa de la enfermedad mental que había sido su compañera desde su juventud pero que le fue diagnosticada muchos años después, en 1988. Se trataba de un trastorno bipolar y había dado sus primeros síntomas a los 14 años, cuando Kidder ingirió pastillas de codeína porque un novio la había dejado y sufría alucinaciones.

Ese incidente lo narró ella misma años después y añadió que a nadie de su familia se le ocurrió llevarla al psiquiatra. Sus “monstruos”, como ella los llamaba, la acompañaron siempre y ella se aferró a la interpretación porque pensó que “al actuar podía dejar salir a mi ser real y nadie sabría que era yo”.

Aunque hubo muchos incidente a lo largo de su vida, incluido un grave accidente en 1990 que la dejó parcialmente paralizada y arruinada por las facturas médicas a las que tuvo que hacer frente para recuperarse, su mente no aceptaba la situación. Lo dijo ella misma en una entrevista con la revista People: “Es muy difícil convencer a una persona maníaca de que algo anda mal. No tienes ganas de dormir, estás lleno de ideas”.

El punto álgido de su enfermedad llegó en 1996 y se produjo en público en el aeropuerto de Los Ángeles. Un virus informático había borrado las memorias que escribía la actriz y mientras esperaba un vuelo se obsesionó con que su primer marido, el novelista Thomas McGuane y la CIA estaban tratando de matarla porque sus memorias podían cambiar el mundo. Veía agentes y asesinos en todas partes, comenzó a gritar a otros viajeros y llegó a hablar allí mismo con un equipo de televisión.

Desapareció durante días y cuando sus familiares la encontraron y consiguieron que hablara con un especialista en trastorno bipolar, pareció aceptar finalmente el diagnóstico de su enfermedad. Nunca llegó a recuperarse de su ruina financiera, ni su físico superó del todo los efecto de una vida de adicción a pastillas y al alcohol en el que se refugiaba porque prefería estar borracha que loca, según ella misma confesó.

Lo único bueno de esa época fue que volvió a acercarse a su hija, Maggie McGuane, quien ahora, cuando se han conocido las causas de la muerte de su madre, ha dicho sentirse aliviada al conocer por fin las razones de su muerte. En unas declaraciones a The Hollywood Reporte McGuane ha manifestado: “Es importante ser sincero con estos temas y no avergonzarse al hablar del suicidio”. Una idea que junto a la visibilización de las enfermedades mentales, apoyan otros muchos famosos de Hollywood para evitar rodear estos peligros de silencio y buscar soluciones a través de la normalización y la conversación.