El presidente de EE.UU., Donald Trump, ha generado controversia al sugerir que el príncipe Enrique, duque de Sussex, debería ser deportado por su historial de consumo de drogas, tal como lo reveló en su autobiografía Spare. Trump criticó duramente a Enrique y a su esposa, Meghan Markle, a quienes calificó de «terribles» durante una entrevista reciente.
Trump argumentó que, según las leyes de inmigración de EE.UU., cualquier persona que admita haber consumido drogas podría ser inadmisible en el país. «No lo protegeremos. Tiene que rendir cuentas»; afirmó el expresidente, quien también cuestionó por qué el príncipe no había enfrentado consecuencias legales por sus declaraciones.
Las declaraciones de Trump han reavivado el debate sobre el trato que reciben las figuras públicas en EE.UU., especialmente aquellas con un perfil internacional como el príncipe Enrique y Meghan Markle. Ambos se mudaron a California en 2020 después de renunciar a sus roles como miembros activos de la familia real británica.
Hasta el momento, ni el príncipe Enrique ni Meghan Markle han respondido a los comentarios de Trump. Sin embargo, expertos legales han señalado que es poco probable que el gobierno estadounidense actúe contra el duque de Sussex, dada su relevancia pública y la falta de antecedentes penales relacionados con drogas.
