En una jornada parlamentaria caótica que se extendió hasta la madrugada del jueves 3 de julio, el presidente Donald Trump; logró que su megaproyecto presupuestario avanzara hacia una votación final en la Cámara de Representantes.
La maniobra incluyó presiones directas a congresistas republicanos díscolos y una prolongación poco habitual del voto de procedimiento, que acabó saldándose con un ajustado 219 a favor y 213 en contra.
- Te puede interesar: Putin y Trump hablarán por teléfono en un nuevo intento de diálogo
El presidente de la Cámara, el republicano Mike Johnson, mantuvo abierto el proceso durante casi seis horas, mientras Trump realizaba llamadas telefónicas a los legisladores que aún se resistían a apoyar el plan. El objetivo; cumplir su promesa de firmar el presupuesto el 4 de julio, Día de la Independencia.
El proyecto, de casi mil páginas, fue aprobado por la mínima en el Senado gracias al voto de desempate del vicepresidente JD Vance.

Luz verde al plan fiscal de Trump
Sin embargo, todavía enfrenta resistencia interna en el propio Partido Republicano, debido al enorme aumento del déficit más de 3 billones de dólares y a los profundos recortes propuestos en programas sociales como Medicaid, que afecta directamente a millones de estadounidenses.
En paralelo, el líder de la bancada demócrata, Hakeem Jeffries, tomó la palabra a las cinco de la mañana para iniciar el debate y tratar de frenar el avance del proyecto, defendiendo los intereses de trabajadores, jubilados y veteranos.
Algunos republicanos moderados, sobre todo aquellos en distritos con alta dependencia de programas de salud pública; han pedido más tiempo para revisar el texto final aprobado en el Senado, temiendo el costo político que podrían pagar en las urnas.
Donald J. Trump Truth Social 07.03.25 12:12 AM EST pic.twitter.com/f6jk9Ra4dT
— Commentary Donald J. Trump Posts From Truth Social (@TrumpDailyPosts) July 3, 2025
Pese a los esfuerzos del liderazgo republicano, el resultado final aún es incierto. Johnson apuesta todo a una votación límite para sacar adelante el presupuesto, rebautizado por Trump como la “gran hermosa ley” (“big beautiful bill”); aunque la división interna pone en duda su aprobación definitiva.