El caso de la orangután de Argentina que tiene derechos “casi” humanos

Perezosa y saboreando frutas, Sandra, la orangután que vive desde hace 20 años en el zoo de Buenos Aires, miró desconcertada a las cámaras que el lunes la retrataban luego de que un tribunal le reconoció derechos en defensa de su libertad.

En un caso inédito a nivel mundial, la Cámara de Casación Penal de Buenos Aires dispuso este fin de semana que, aunque la orangután no es un ser humano, tiene sentimientos y por eso se le puede aplicar un habeas corpus para vivir en mayor libertad.

La decisión del tribunal centró la atención en esta simia de pelaje rojizo, 50 kg de peso y que erguida mide casi 1,50 m.

«Así es como vive desde hace 20 años, es un espacio grande, tiene especialistas que se ocupan de su alimentación, controlan su salud, y en general vive en muy buenas condiciones», aseguró a la AFP Adrián Sestelo, director del laboratorio de biotecnología reproductiva y jefe de biología del zoológico de Buenos Aires.

Sin embargo, la Asociación de Funcionarios y Abogados por los Derechos de los Animales (AFADA) interpuso una demanda para que fuera liberada.

Algunos activistas incluso consideraron que Sandra estaba deprimida. «No es verdad, eso es desconocer la biología básica de la especie. Sandra es un orangután, los orangutanes viven en solitario, su conducta es muy relajada, muy tranquila», dijo Sestelo.

Sandra es un orangután híbrido que nació el 16 de febrero de 1986 en el zoo alemán de Rostock y llegó al de Buenos Aires en septiembre de 1994.

El animal que ahora, legalmente, podría vivir en libertad, desconoce su hábitat natural. Por eso los expertos afirman que, de volver a una selva, no sobreviviría.

En su universo natural los orangutanes viven entre 30 y 40 años, pero en cautiverio la esperanza de vida es mayor.

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Buenos Aires, Argentina | AFP