Cuando la tragedia es eminente, solo un milagro de Dios da luz a la difícil labor que enfrentaron los bomberos este jueves durante el colapso de una pared en viviendas del barrio 18 de mayo.
La vida de esas dos niñas rescatadas es para ellos su máxima alegría y satisfacción en esa noche que deja luto y dolor a varias familias y al pueblo nicaragüense.
Ni el fuerte aguacero, ni la oscuridad, ni el frío, ni las malas condiciones que produjo el deslave fueron impedimentos para que estos bomberos demostraran con amor y perseverancia que están muy bien entrenados para atender esta y otras emergencias.
Tras muchas horas de trabajo, además de salvar la vida de las niñas se logró el extraer los cuerpos de 9 personas y proteger del peligro a las otras familias. Los bomberos que estuvieron al frente de esta desgracia llamaron a las familias a refugiarse en lugares seguros y alejarse del peligro durante las inundaciones.
Elizabeth Mendoza
