¿Por qué pequeños grupos de rebeldes vencen a los ejércitos regulares?

Los recientes avances del Estado Islámico en Irak hacen preguntarse cómo un pequeño grupo militar de no más de 10.000 personas es capaz de contrarrestar eficazmente a los ejércitos iraquí y kurdo.

El Estado Islámico, sin embargo, no es el único ejemplo de cómo pequeños y mal organizados grupos derrotan a ‘gigantes’ históricos como las dinastías chinas, el Imperio Romano y la antigua Persia (actual Irán). Akhilesh Pillalamarri, historiador y especialista en relaciones internacionales, explica este fenómeno en un artículo publicado en el rotativo ‘The Diplomat’.

El columnista encuentra explicación en las teorías del filósofo árabe del siglo XIV Ibn Khaldun, que vinculó el éxito de los pequeños grupos a un concepto denominado por él «asabiyyah». En términos generales, este concepto significaba solidaridad social o «sentido del grupo».

Según el filósofo, los grupos que se encuentran en los márgenes de la sociedad tienen un ‘asabiyyah’ muy desarrollado, sus miembros están muy unidos y los líderes logran hacer que el propósito general sea muy importante para cada uno. En las sociedades más desarrolladas y prósperas, al contrario, la gente pierde su solidaridad, se relajan y se coordinan menos debido al desarrollo del individualismo y la desigualdad económica.

A continuación, ocurre lo siguiente: los grupos unidos logran mucho, pero en el proceso pierden su solidaridad y, con ella, su fuerza. Luego aparecen nuevos grupos que no son tan ricos, pero que admiten un nivel más alto de violencia del que se pueden permitir las sociedades desarrolladas para alcanzar sus objetivos. Esto explica por qué los países ricos y bien establecidos ceden en los conflictos ante pequeñas organizaciones militarizadas.

Aunque no todos los expertos comparten esta teoría, da una respuesta razonable a por qué los rebeldes resultan a menudo tan eficaces en la lucha contra un ejército regular, y por qué los países poderosos resultan improductivos en conflictos con rebeldes, sostiene Pillalamarri.