En dos semanas han asesinado a 10 mujeres en Honduras

Agentes de investigación de Honduras informan sobre asesinatos a mujeres en diferentes puntos del país y en circunstancias distintas.

“Para qué les vamos a pedir justicia, si nunca hacen nada”, esa fue la frase de uno de los familiares al confirmar que Jesci Carolina Castillo (21) era la joven que apareció sin vida, amarrada de pies y manos y envuelta en plásticos, en un pasaje de la colonia La Paz de San Pedro Sula el sábado 11 de junio. Al igual que Jesci, en las últimas dos semanas han sido asesinadas 10 mujeres en ciudades como La Lima, San Pedro Sula, Pimienta, Potrerillos, Tegucigalpa, Santa Rita, Puerto Cortés y Tocoa.

En los apuntes preliminares de los agentes de investigación de Honduras figura en la relación de hechos que algunas de ellas murieron en asaltos, a manos de sus compañeros de hogar, crímenes por no pagar extorsiones y en otros simplemente no tienen ni siquiera sospechas de qué fue lo que ocurrió. La joven Jesci Carolina Castillo, madre de un niño de un año, desapareció el viernes 10 de junio de su casa ubicada en la colonia Municipal de San Pedro Sula.

Esa noche había llamado a su expareja para que llegara a la casa, y cuando el hombre llegó encontró el portón abierto, las puertas de la casa de igual manera y a su hijo solo en una cama de uno de los cuartos. El sábado 11 de junio, vecinos de la colonia La Paz reportaron que había un cadáver en un pasaje, por lo que las autoridades hicieron el reconocimiento, en el cual determinaron que era una mujer, que tenía sus manos y pies amarrados y estaba metida en sacos y envuelta en un plástico color negro.

Los familiares de Jesci la reconocieron el domingo 12 de junio en la morgue sin saber lo que había pasado, y sin tener esperanza de justicia la enterraron.

El 7 de junio, luego de salir de sus clases en el instituto Franklin Delano Roosvelt, Ingrid Patricia Rodríguez Orellana (20) iba en un bus en Puerto Cortés cuando delincuentes dispararon dentro de la unidad.

En ese momento, tres hombres murieron y la estudiante de último año de Hostelería y Turismo y otras dos personas resultaron heridas. Ingrid Patricia murió el 11 de junio en el hospital Mario Rivas. Sobre ese caso, sus familiares solo conocieron que un hombre disparó contra alguien en la unidad de transporte; pero la Policía no capturó a nadie.

Lilian Orbelina Chicas (60), vendedora de frutas y verduras del mercado de La Lima, había recibido amenazas por extorsión e incluso por esa misma causa le habían matado a un hijo.

El 10 de junio, presuntos pandilleros acabaron con su vida y la de Rony Isaac Castro Chicas, su otro hijo, quien también era vendedor en el mercado. Ni la muerte de la madre ni la de sus hijos ha sido resuelta, pese a que la Policía presume que fue por extorsión que asesinaron a la mujer, que desde hace muchos años era comerciante en La Lima, adonde residía con su familia.

Otra de las féminas que perdieron la vida es Kenia Maritza Menjívar Sorto (26), quien iba a buscar trabajo cuando le dispararon en la colonia Cruz Roja, de Pimienta, en un asalto ocurrido el 11 de junio.

Rosa Margarita Flores fue asesinada por Delvin Nahún Reyes, su compañero de hogar, quien también murió al accidentarse cuando huía. El hecho ocurrió en la colonia Callejas, de Pimienta, el 12 de junio.

En Tocoa, Colón, apareció muerta Ana María Guevara en la aldea Abicinia el 17 de junio. La joven madre de dos niños trabajaba en una ferretería y había desaparecido. Aún no hay sospechosos ni móviles confirmados del crimen.

A Ermelinda Guillén la mataron el 11 de junio junto con su esposo José Edgardo Maldonado Hernández en su casa de la colonia Vida Nueva de Santa Rita, Yoro. Otra mujer perdió la vida en Tegucigalpa; supuestamente su compañero de hogar cometió el acto ilícito.

En La Lima asesinaron a Shrily Suazo (32), quien era dueña de un bar. El 16 de junio, sujetos le dispararon en la colonia La Mesa en horas del día. De los casos de crímenes contra mujeres ocurridos en junio solo quedó claro el de Rosa Margarita (su esposo fue el responsable); los demás siguen en la impunidad.