Desaparecen esperanzas de encontrar sobrevivientes de alud en Guatemala

Socorristas reanudaron este domingo a contrarreloj las labores de rescate tras un enorme deslave en Guatemala que hasta ahora dejó un saldo de 89 muertos y unos 300 desaparecidos, aunque cada vez quedaban menos esperanzas de hallar sobrevivientes.

«El lema es que la esperanza es lo último que se pierde, pero conforme pasan las horas se desvanece encontrar sobrevivientes», dijo a la AFP Julio Sánchez, del cuerpo de Bomberos Voluntarios y vocero del puesto de comando de rescate.

«Aunque no descartamos encontrar personas con vida conforme pasa el tiempo se hace más difícil esa tarea», insistió el socorrista.

Asimismo, dijo que este domingo a las 22H00 locales (04H00 GMT del lunes) terminan las 72 horas que son vitales para encontrar sobrevivientes, según las normas internacionales, pero aclaró que no van a paralizar las labores de rescate.

Un nuevo balance indica que 89 personas murieron en el deslave, otras 300 siguen desaparecidas y unas 175 se encuentran instaladas en dos albergues ubicados en la municipalidad y una iglesia evangélica en el centro del municipio de Santa Catarina Pinula, unos 15 km al este de la capital, donde se encuentra la comunidad afectada, el Cambray II.

Sánchez comentó que 47 personas siguen sin identificar y entre las víctimas mortales figuran 21 niños y adolescentes.

De acuerdo con el portavoz, en las tareas de rescate trabajan un total de 892 elementos, que reciben el apoyo de 80 maquinas para realizar y quitar escombros en el lugar del desastre.

En tanto, el portavoz de los Bomberos Departamentales, Cecilio Chacaj, dijo a periodistas que en las horas que llevan trabajando este domingo han rescatado otros dos cadáveres, el de una mujer y el de un hombre.

El socorrista comentó que en el lugar del desastre solo trabajarán los socorristas en labores de rescate, se prohibirá el ingreso a voluntarios y familiares y el acceso a la prensa será restringido por la vigencia de un protocolo de seguridad.

Santa Catarina Pinula, Guatemala | AFP