Quentin Tarantino, uno de los cineastas más influyentes del cine contemporáneo; ha señalado en múltiples entrevistas que su educación cinematográfica provino de las películas que vio en su juventud.
Entre esas experiencias formativas, una de las más impactantes fue la proyección de Aliens, el regreso (1986), dirigida por James Cameron.
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En sus veintitantos años, Tarantino asistió al estreno de la película en Westwood, acompañado de sus compañeros del videoclub donde trabajaba. La expectativa era enorme y, en medio de la multitud, vio a Cameron supervisando el evento.
Para el futuro director de Pulp Fiction, aquella proyección fue más que un simple estreno; fue una lección de cine.

La película que revolucionó a Quentin Tarantino
“Recuerdo haber pensado mientras la veía: ‘¡Dios mío! ¡Esperábamos tanto y nos está dando más! Esta es la mejor experiencia de acción que jamás se pueda tener en un cine’”; comentó Tarantino en entrevistas posteriores.
Cameron, recién salido del éxito de Terminator, no se limitó a replicar la atmósfera de horror de Alien (1979) de Ridley Scott. En cambio, transformó la secuela en un trepidante thriller de acción, ampliando la historia de Ripley (Sigourney Weaver) y redefiniendo el cine de ciencia ficción.

Para Tarantino, Aliens fue una revelación. La película le enseñó que una secuela no solo puede igualar a su predecesora, sino superarla al desafiar los límites del género. Su capacidad para fusionar influencias y reinventarlas es un sello de su filmografía.
Así, la impronta de Aliens sigue presente en su cine, demostrando cómo una experiencia cinematográfica puede marcar a un creador y transformar su visión artística.