De acuerdo con Bruce Betts, de la organización Planetary Society, podrían lanzarse varias sondas de impacto hacia el asteroide 2024 YR4 y observar cómo cambia su trayectoria cada una de ellas.
No obstante, Moissl, jefe de la oficina de defensa planetaria de la Agencia Espacial Europea (ESA), subraya que la destrucción parcial del asteroide por parte de estos dispositivos podría generar fragmentos que se dirigirían hacia nuestro planeta.
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Otro plan podría ser el uso de la estrategia conocida como ‘tractor gravitacional’, que consiste en que una nave de gran masa aleje al objeto rocoso de la Tierra mediante su atracción gravitacional. Asimismo, se podría colocar cerca del asteroide una nave con propulsores de «flujo constante de iones» para modificar su curso, añade Moissl.
También se ha contemplado la posibilidad de pintar un lado del asteroide de blanco con espray. El fin de este método, que puede parecer extraño, es hacer que aumente la reflectividad del asteroide, lo que provocaría que su trayectoria se modificara lentamente.

¿Cómo podríamos desviar el asteroide?
Todos estos enfoques tienen algo en común, y es que deberían llevarse a cabo antes de que se tenga que recurrir a opciones más drásticas.
Otra posibilidad para destruir al planeta menor es detonar una bomba nuclear cerca de él. Esta teoría fue probada el año pasado por investigadores de EE.UU. a través de la réplica de un asteroide del tamaño de una canica. Se observó que los rayos X de la explosión nuclear vaporizarían su superficie, ocasionando que el asteroide se desvíe hacia otra dirección.
Sin embargo, la detonación de un arma nuclear también fragmentaría el asteroide en miles de pedazos que representarían un peligro para nuestro planeta. Para evitarlo, una alternativa sería vaporizar mediante rayos láser un costado del 2024 YR4 y, de esta manera, alejarlo de la Tierra.
¿Y si todo falla?
En el caso de que ninguna de las estrategias funcionara, de todas formas tendremos conocimiento exacto del lugar de impacto del asteroide, que, al fin y al cabo, es un ‘asesino de ciudades’, pero no de planetas. Por lo tanto, si la zona de caída del asteroide estuviera poblada, se procedería a evacuarla. «Siete años y medio es mucho tiempo para prepararse», dice Moissl, que enfatiza que existe un 97% de probabilidades de que el 2024 YR4 no impacte en la Tierra.