Panamá: Investigadores hallan una abeja mitad hembra y mitad macho

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En los bosques neotropicales de Panamá, un grupo de investigadores del Instituto Smithsonian de Investigaciones Tropicales encontraron una abeja verdaderamente inusual: el lado izquierdo de su cuerpo es masculino, mientras que el derecho es femenino.

Esta condición se conoce como ginandromorfismo bilateral: cuando las dos mitades del cuerpo presentan diferentes características sexuales. Los científicos, que realizaron este hallazgo en la isla de Barro Colorado, estudian abejas nocturnas y socialmente flexibles, por lo que identificaron el espécimen como 'Megalopta amoena', según reporta Journal of Hymenoptera Research.

Si bien esta rara condición se ha observado en numerosas especies animales, incluidas al menos 140 especies de abejas, esta es la primera vez que se documenta en esta especie de abeja nocturna.

Al menos en las abejas, generalmente solo se ve después de que el insecto ya está muerto y en un museo.

 

Un golpe de suerte

"Encontrar la 'M. amoena' se sintió como ganar un oro o la lotería darwiniana", comentó en un comunicado Erin Krichilsky, estudiante de la Universidad de Cornell y autora principal del estudio.

Quizás lo más sorprendente del espécimen es cuán claramente puede verse el ginendromorfismo. Su lado masculino, el izquierdo, presenta una antena larga, una mandíbula más delgada y puntiaguda y una pata trasera delgada (todas características masculinas típicas). Mientras tanto, su lado derecho tiene una antena corta, una mandíbula más robusta y una pata trasera gruesa (todas características típicas femininas).

“Este fenómeno [ginendromorfismo] puede ofrecer una idea de la evolución de los rasgos morfológicos especializados, como la morfología masculina de linajes de abejas parasitarias, la morfología modificada de las castas de insectos sociales y los nuevos métodos de reproducción”, escribieron los investigadores en su papel.

Hay aspectos del ginendromorfismo de abejas que estamos empezando a entender muy bien. Un estudio de 2018, por ejemplo, pudo arrojar algo de luz sobre cómo llegan a existir en las abejas melíferas.